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La avaricia

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Cuando hablamos acerca de la avaricia tenemos que definir el significado de este pecado.

I. LA EXAMINACIÓN DE LA AVARICIA.

La avaricia es un excesivo deseo que…

A. Eleva la importancia de las cosas materiales.

Gen 3:1-6. Eva concluyó que la oferta del diablo era buena porque esta tentación le ofrecía un placer. Cuando llamamos bueno a algo que Dios aborrece es porque estamos engañados y sólo vemos una cara de la moneda. Eva tenía dos clases de información: La primera está en Génesis 2:17 y fue dada por Dios, y la segunda fue dada por la serpiente en 3:4-5. Eva no confiaba en que estaba completa en Dios. Lo que uno cree es lo que uno hará, y Eva creyó a la serpiente quien le dijo que aunque no le creyera a Dios aquello le triaría placer a su vida.

Josué 7:1. Anatema es algo maldito que Jehová aborrece. A pesar de que Acán tenía la información correcta, aún así tomó el anatema (7:21). Acán vio el brillo y el valor que humanamente representaba y dejó de ver la promesa de Dios de una tierra donde fluye leche y miel. A pesar de tener la información correcta de parte de Dios él se dejó guiar por la oferta en placer,

La mercadotecnia hace ver a las personas necesidades que antes no tenían. Ofrece mayor comodidad, estatus, placer y felicidad. Muchas personas entran en el engaño y dedican toda su vida al progreso económico y social. Pero no es posible vivir así y agradar al Señor (Col 3:5).

B. Esconde la belleza de una vida satisfecha (1 Ti 6:6)

Muchas veces ponemos adjetivos a las cosas que Dios nos ha dado. «No me gusta esta mugre casa» o «no quiero esta ropa fea que tengo». No disfrutamos lo que tenemos y deseamos tener el celular más reciente, la ropa de moda, algún producto. Cada uno de estos productos cambia constantemente en su apariencia o su funcionalidad. Una persona no puede estar satisfecha viviendo con esos deseos.

Estos deseos no son otra cosa que orgullo del corazón. De la avaricia se desprenden otros pecados como la envidia. Comenzamos a envidiar el trabajo, el auto o la prosperidad de otro. Esto puede crear un enojo que nos lleva a una rebeldía hacia Dios. Le decimos a Dios que Él es injusto y que nosotros sabemos más. Lo cuál muestra orgullo: «Dios si yo soy quién soy, ¿por qué no tengo tal o cual?».

C. Elige un camino de dura servidumbre (1 Ti 6:7, 9)

El materialismo llena a una vida con muchos afanes. «Hay quienes consiguen la casa de sus sueños pero no la disfrutan por estar trabajando». El materialismo implica ciertos sacrificios personales, o sea, hay un costo qué pagar. Este estilo de vida afecta a toda la familia. Como cuando el papá trabaja todo el día y sólo llega a dormir. O cuando ambos padres tienen que trabajar. El sacrificio no es solo en el tiempo de trabajo, sino de la educación y formación de los hijos. Otro tipo de servidumbre puede ser compromiso de pagar una deuda por causa de un préstamo, etc.

D. Enfrentará más pérdidas que ganancias (1 Ti 6:9-10)

Por la desobediencia de Eva juntamente con Adán, fueron expulsados del huerto. Adán iba a obtener el fruto de la tierra con el sudor de su frente, y Eva tendría que parir con dolor. En el caso de Acán había una ley que no podía ser quebrantada. Los israelitas juzgaron a Acán junto con toda su familia. Cuando Acán lleva el materialismo a su casa, contamina a las personas que viven ahí.
Hay personas que son contaminadas con nuestras malas decisiones. Los hijos reflejan lo que son los padres. Un padre puede exhortar a su hijo a ir a la iglesia, pero si siempre está hablando del dinero, su hijo percibirá que lo más importante será tener bienes materiales. Otro buen ejemplo es Lot, quien escogió ir hacia un lugar donde había prosperidad pero que al final sus decisiones destruyeron a su familia.

¿Que podría pasar si una persona no puede estar con su familia por causa del trabajo? ¿Qué podría pasar si alguien sacrifica su vida espiritual por causa del dinero? ¿Qué podría pasar si alguien ignora los principios de la palabra de Dios para escoger un trabajo, y se guía sólo por el materialismo? (Lc 9:25). Esto traspasa a las personas de muchos dolores

II. LA EXTINCION DE LA AVARICIA

A. La avaricia es combatida por un cambio de esencia (Col 3:1, 3, 5).
Muriendo al egocentrismo y renaciendo a lo espiritual.

La condición pecaminosa no puede cambiar con disciplina o cambios de hábitos. Sin Cristo, el pecador sólo va a hacer lo que su corazón pecaminoso le indique. Pero cuando venimos a Cristo reconocemos que nuestra vida ofende a Dios y tiene que haber arrepentimiento por este estilo de vida. Es necesario morir al pecado para vencer la avaricia.

Sin embargo, aunque conocemos a Dios, el pecado de la avaricia se va a levantar nuevamente. Es por esto que debemos morir cada día al pecado (Col 3:5). ¿Cómo pedemos hacer morir algo? Cuando se deja de alimentar. En una ocasión me regalaron un pez que sólo me duró diez días porque se me olvidó darle de comer. Cuando dejamos de alimentar un hábito, entonces va a morir. Quizás en conversaciones, o en ver los aparadores cuando no tenemos dinero.

Fil 2:13 El Espíritu Santo nos ayuda a vencer el pecado de la avaricia. Debemos considerarnos muertos al pecado (Ro 6).

B. La avaricia es combatida por un cambio de enfoque (Col 3:2-3).
Mirando hacia lo eternal y renunciando a lo efímero.

«Buscad las cosas de arriba», nos habla de un cambio de enfoque. Buscar cosas que alimenten nuestro espíritu de lo eternal. El Señor galardonará con cosas incorruptibles a aquellos que vivieron para Cristo. Es un heroísmo cuando alguien vive para el Señor, para salvar las almas o edificar vidas.

C. La avaricia es combatida por un cambio de estima (1 Ti 6:8).
Mortificando la extravagancia y regocijándose en lo esencial.

«Teniendo sustento y abrigo estemos contentos». La ropa de cierta marca al igual que la sencilla sirve para lo mismo. Un auto 2014 o 2004 sirve para lo mismo. Las buenas familias no siempre viven en las mejores casas, pues un hogar no lo hace un edificio sino las personas que viven ahí.

El contentamiento es una excelente vacuna contra la codicia. Quizás no es lo de moda o lo del año actual, pero es lo que necesitamos pues Dios nos lo ha dado. El contetamiento se aprende (Fil 4:11-13). El contentamiento viene cuando se tiene la promesa de algo mejor. Cuando vemos a Dios como realmente es, satisfactorio, y apreciamos su amor hacia nosotros, entonces encontramos nuestra satisfacción en Él.

Cuando valoramos el ejemplo de Cristo, que siendo rico se hizo pobre, podemos valorar lo que tenemos. Comenzando desde la salvación hasta una vida nueva, vemos la bendición de Dios en nuestra vida.

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