Si pudiéramos definir de manera simple lo que estamos viviendo, usaríamos las palabras único y diferente. Dios es un constructor Soberano y Todo Sabio, y utiliza designios extraños y algo misteriosos para nosotros. Y aunque intelectualmente conozcamos estas verdades, en la práctica, somos personas que batallamos mucho con los cambios. Son incomodos e inoportunos a nuestros “bien trazados planes”.
Pero cuando acudimos a la Palabra de Dios, recordamos que la vida cristiana se vive bajo una serie de procesos hasta llegar a la meta de la santificación. Es decir, que Dios usará sabiamente las herramientas que mejor le parezcan para realizar sus propósitos.
Primero debemos saber que la meta es llegar a santificación, y como lo define Jim Borg: “Santificación es, llegar a ser semejantes a Cristo en carácter, actitudes y acciones”. En el Antiguo Testamento Observamos los procesos que vivieron los israelitas antes de llegar a Canaán; Estos procesos se observan en diferentes lugares en donde ellos habitaron, tanto en Egipto, como en el desierto y Canaán.
Cada uno de esos procesos acontecen también en nuestra vida cristiana,
Primeramente, la esclavitud del pecado y la imposición del pecado. Y tras ser liberados por la sangre de JesuCristo, la conquista en la cruz, ese cruce del mar rojo, donde quedaron sepultados nuestros pecados para siempre y salimos siendo nuevas criaturas. Pero posteriormente entramos a el proceso de la prueba en el desierto. En el desierto Dios purifico a Israel, la primera generación no sobrevivió en esos 40 años, porque fue una generación contumaz y rebelde (Hebreos 3:16-19). Y finalmente Canaán que representa una vida cristiana victoriosa, una vida en el Espíritu, una vida de fe, apasionada por Cristo y su obra.
El libro de Josué (cuyo nombre significa «Dios es salvación), está lleno de lecciones prácticas, de conceptos que son un desafío y que nos ayudan a entender los principios de una vida guiada por el Espíritu Santo.
Dios siempre ha tenido en mente para sus hijos y de su pueblo Israel, que sea un pueblo propio, celoso y de buenas obras. Vamos a recorrer con Josué el reto de Dios
Israel estaba próximo a vivir la victoria de poseer Canaán, pero antes de ver la gloria de Jehová se demanda SANTIDAD, un ajuste a sus decisiones y estilos de vida. Un ajuste en el concepto acerca de Dios y la vida espiritual. Dios quiere hablarnos hoy a nosotros y desafiarnos a experimentar la bendición de vivir en Canaán, donde disfrutaremos de la vida cristiana victoriosa y del gozo extremo, pero él dice: “SANTIFICATE HOY”. La santificación que Josué invita al pueblo lleva una serie de pasos:
I. CREER EN EL PLAN PRESENTE DE DIOS (Josué 1:13-18). (Depender de Dios y sus meDios de gracia)
Debemos confiar en las instrucciones de Dios. El pueblo de Dios estaba experimentando cambios importantes, comenzando con el liderazgo. El plan presente es confiar en las circunstancias presentes, con las instrucciones presentes con las enseñanzas presentes y las personas presentes. Pero también debemos responder en humildad a la Palabra de Dios. Ellos se sometieron a la instrucción de Jehová, obedeciendo a las instrucciones dadas por Josué (1:16-17) (4:4-5;8)
II.RETIRAR LO NECESARIO (Josué 5:2-9) (Permitir a Dios hacer su obra de purificación)
Los nacidos en el desierto no habían sido circuncidados y necesitaban despojarse de lo que les era inmundo. Los hijos necesitan circuncidar su corazón para Dios, no quiere decir que si los padres lo hicieron antes los hijos ya no necesitan hacerlo. La circuncisión era una eliminación de lo inmundo, para presentarse puros delante de Dios.
La señal del pacto y pertenencia al pueblo de Dios y debía ser recibida por todos los varones que ingresaban en la familia de Dios tanto por ‘conversión’ así como por ‘nacimiento’. La señal exterior en la carne representa la ‘pureza’ interior espiritual de aquellos que pertenecen al pueblo de Dios. La circuncisión era una señal de alejarse de todo lo que fuera inmundo. (Ro. 2:28-29) Para Israel esto implicaba separase de todas las cosas que pertenecían a las naciones paganas, no debían siquiera tocarla excepto para destruirlas (Josué 6:18)
¿Cómo podemos hacerlo? Primeramente, confesando nuestros pecados, porque la confesión revela que estamos de acuerdo con Dios. Segundo, nosotros tenemos que usar la navaja, el cuchillo afilado para cortar de raíz aquellas cosas que están impidiendo una vida de santidad y de dedicación a Dios (Josué 5:2).
III. NUTRIR NUESTRA FE (Josué 5:9-12)
A partir de este evento los israelitas celebraron la pascua, como un recordatorio y gratitud de la salvación de Jehová de la peste destructora de la última plaga de Egipto. Inmediatamente les es dado un alimento nuevo, un alimento de los frutos de la tierra, comida fresca esta les daría la fuerza necesaria para emprender sus batallas y sus tareas.
(1 Corintios 3:1-3) La iglesia de Corinto no podía digerir enseñanzas de la vida cristiana acerca de la santidad y de las doctrinas acerca de la persona de Dios porque era una iglesia carnal. Dice Pablo que el hombre carnal no percibe las cosas espirituales porque le son locura.
IV. OBSERVAR, AVANZAR Y ADORAR
El capítulo 3 de Josué, es una narración en donde el pueblo de Dios avanza en sus primeros pasos hacia la conquista de Canaán y en ese trayecto Dios muestra su poder y ayuda hacia el pueblo. Pasaron el jordano de una manera milagrosa.
Ellos marchaban decididos en obedecer al Señor y rinden un tributo a Él con doce piedras tomadas del Jordán para enseñarles futuramente a sus hijos como el Señor había obrado en medio de ellos en esa época de cambios.
Hoy podemos creer firmemente que Dios está tratando con su pueblo y está tratando con el mundo. Estamos atravesando circunstancias que probablemente ninguno de nosotros hubiera imaginado experimentar. Pero pesar de lo variante y lo extraño que son estas circunstancias, los planes de Dios no se detienen ni cambian; Antes bien, todo lo que para nosotros es circunstancial, difícil y extraño, simplemente son meDios que Dios está usando intencionalmente para esos fines.
Lo que hoy vemos y vivimos son agentes divinos para que los planes de Dios se cumplan. John Piper lo dice de esta manera: “Dios convierte a los enemigos de nuestro gozo, en sirvientes de nuestro bien”. Como José expresa después de las pruebas muy duras que tuvo que pasar: “Lo que vosotros pensasteis para mal, Dios lo encamino para bien”.