12 de Julio del 2015 | Iván Bernal
La vida en Cristo es conformada por la experiencia del gozo real. Cristo es la razón del gozo. No por las circunstancias sino por la simple razón de conocer a Dios, disfrutar de él y vivir para su gloria. A pesar de las dificultades debemos aprender a contentarnos.
Cinco principios que nos ayudan a aprender el contentamiento.
1. Cuando aprende a confiar en la providencia divina.
No es tomando una sustancia para tener contentamiento. La falta de este no es un problema de salud sino un problema del alma. Pablo habla de su gozo por los filipenses en v. 10. Él había sufrido por la iglesia y había una comunicación especial con ellos. Vemos también la correspondencia de la iglesia al enviar a Epafrodito. (Fil 4:15-16) A pesar de haberse desconectado por un tiempo, la iglesia estaba presente en el ministerio de Pablo.
A pesar de la necesidad de Pablo, él no dejó de predicar, porque confiaba en la providencia divina. El verbo en el versículo 10 «ya habéis revivido» habla de una planta que vuelve a florecer. Confiar en la providencia de Dios es esencial para el contentamiento. Muchas veces puede ser que nuestra confianza este en una empresa, en una persona o alguna circunstancia.
Confiar en la providencia divina es una cuestión de fe. A veces la providencia divina y un milagro se parecen mucho. Un milagro es la intervención divina de manera natural, donde Dios acomoda las situaciones de acuerdo a sus planes. Dios toma el control de nuestras vidas.
2. Cuando aprendemos a complacernos con poco.
Muchas veres somos afectados por la corriente de este mundo. Nos dejamos llevar por la estética y no por la funcionalidad. Un auto 2015 tiene la misma función que un auto 1995. O la ropa de cierta marca reconocida. Pablo había aprendido a contentarse. Incluso cuando no tuvo un ingreso, él se dedicó a trabajar haciendo carpas. Y aún así el no estaba descontento.
Pablo se encontraba encarcelado, en una celda fría, encadenado a un soldado romano y sin poder comer bien. ¿Qué pasaría si nosotros no tuviéramos algunas cosas? Algún patrimonio, o vehículo, trabajo. No son las cosas lo que os garantiza un contentamiento. Debemos aprender a estar contentos. Cuando nuestra relación con Dios está satisfecha, no extrañamos nada de lo que el mundo ofrece porque Dios lo llena todo. Ver su valía y todo lo que Él es nos cautiva tanto que nada nos puede robar el gozo.
3. Cuando aprendemos a no depender de las circunstancias.
Cuando participamos de las aflicciones de otras personas, aprendemos a estar contentos en nuestras circunstancias. Una diversidad de situaciones nos permite aprender. Pablo había aprendido a vivir no dependiendo de las circunstancias. Sus circunstancias no afectaban su contentamiento.
Algunos ejemplos de dificultad en la vida de Pablo :
Hch 9:22-15; 16:22-24; 2 Cor 11:23-30
Vemos que el contentamiento no depende de las circunstancias.
4. Al aprender a fortalecerse en el poder divino (v. 13).
Sin importar la dificultad de las circunstancias, la capacidad y la suficiencia de Pablo venía de Cristo. El contentamiento viene cuando el creyente descansa en la gracia sustentadora. Isaías habla de aquel a quien el Señor da nuevas fuerzas. La fortaleza para vivir cualquiera que sea su situación venía de Cristo.
A muchos deseos les llamamos necesidades, sin embargo el contentamiento se produce cuando pensamos en los demás. La compasión es un sentir que viene de Dios.