Al llegar a la hora de su muerte, el que necesitaba ser consolado era Jesús. Sin embargo es él quien está consolando el corazon atribulado de sus discípulos.
Dios utiliza designios extraños y algo misteriosos para nuestra santificación. Lo podemos ver en el proceso que vivieron los israelitas antes de llegar a Canaán.
Los discípulos tenían miedo, y su temor era comprensible. La acción de Jesús nos dice "Yo vengo a los míos cuando tienen miedo, vengo a ayudarles para tener suficiente fe para vencer el miedo"
La palabra redimir significa rescatar o liberar algo que estaba cautivo. El consejo en este versículo es mirar cómo estamos viviendo, y de acuerdo a ese diagnóstico debemos rescatar nuestro tiempo.
Al meditar a cerca de estos acontecimientos, es de notar que estamos viviendo una verdadera oposición hacia las estructuras y normas fundamentales. Es necesario fijar nuestra atención a las Escrituras para sostener un criterio bíblico y correcto de este acontecimiento.
Pero Pablo los insta a los Tesalonicenses a abundar más y más en lo que habían aprendido. Debemos reconocer que ninguno puede decir que llegó a un momento donde no puede mejorar porque tiene una vida perfecta. Este es un llamado a crecer.
Porque Dios es juez y misericordioso, nosotros debemos exponer nuestras faltas con sinceridad y arrepentimiento delante de él. Cuando una persona confiesa es porque entendió que hizo algo malo. La confesión es ver las cosas como Dios las ve.