La iglesia se había distinguido por varias virtudes, específicamente en el versículo 1 nos dice que los hermanos sí habían aprendido y tenían claro el panorama de una vida que agrada al Señor. Pero Pablo los insta a abundar más y más. Debemos reconocer que ninguno puede decir que llegó a un momento donde no puede mejorar porque tiene una vida perfecta. Este es un llamado a crecer en santidad. La obediencia agrada a Dios y la desobediencia desagrada a Dios, esto es algo que vemos en toda la Biblia pasajes del Antiguo Testamento, por ejemplo, la desobediencia el rey Saúl de la cual se desagradó el Señor. Abraham es un ejemplo de un hombre qué obedeció y caminó por Fe agradando a Dios. Nuestras vidas siempre van a ir en estas dos direcciones.
Pablo les dice a los Tesalonicenses que ellos conocen la voluntad de Dios, pero al tener este conocimiento ellos debían abundar más y más. ¿Qué nos quiere decir Dios a nosotros como iglesia? Nosotros también hemos recibido y conocemos lo que agrada y no agrada a Dios, y hay una constante invitación de parte de Dios para crecer en todo aquello que es virtud, en todo aquello que es excelente y que trae honra a Dios.
V. 3 La santidad es una marca distintiva del creyente, del hijo de Dios. Y esto lo vamos a ver en otros pasajes como Tito 2:11-14, la santidad es una marca y un deseo de cada creyente (1 Pe 2:9). Por lo tanto, un creyente que está en un proceso de madurez entiende la importancia de la santidad. Cómo creyentes sabemos que el Señor quiere hacer una distinción de su pueblo con respecto de otros. La voluntad de Dios ha sido desde la eternidad tener un pueblo separado resto de las naciones, y hoy la iglesia es ese pueblo llamado por Dios.
V 2, 4 La santificación es una virtud en la que debemos seguir creciendo. Nunca debemos pensar que estamos bien y no necesitamos más, cuando alguien llega a pensar así una autojustificación. La madurez y el crecimiento van ligados a la humildad. Un creyente que se cree justo le espera una caída, por eso debemos recibir esta Palabra con mucha humildad.
A los Tesalonicenses no se le señala por un asunto específico, pero se les insta a abundar más y más en lo que ya saben. La voluntad de Dios es nuestra santificación, específicamente es apartarse de la fornicación. Es el estilo de vida impío de aquellos que viven de acuerdo a la vanidad de su mente, el creyente no puede vivir de la misma manera. Somos llamados a representar al Señor con una vida distinta que se muestra en nuestra forma de vivir cada día. El apartarse no sólo tiene que ver con actos sexuales sino con la influencia del mundo. Pablo exhorta a distinguirnos del resto de las personas, es por esta razón que un creyente que profesa a Cristo siempre tendrá una credibilidad del Dios santo, como cartas abiertas delante de los incrédulos.
Satanás desearía ver caídos a los hijos de Dios, se deleita haría que las cosas fueran así, debemos recordar señor que conoce nuestras vidas. (V. 4) Este versículo usa la palabra esposa que se traduce como «vaso», y algunos teólogos dicen que se refiere al cuerpo. Sin embargo, la palabra puede tener los dos enfoques, de cuidar nuestro propio cuerpo y de esta manera santificar a nuestra pareja. (V. 5) ¿Cuál es la razón la que los gentiles vivían en concupiscencia? Porque no conocían a Dios.
(v. 6) Una versión dice que nadie «defraude» a su hermano. Es interesante ver este versículo en el contexto de lo que estamos viendo, hablando de la santificación, sigue hablando del mismo tema. Hay varias maneras en las que se puede defraudar a otra persona en el tema de la sexualidad (v. 6). Debemos tener cuidado porque el Señor es vengador. Una manera de defraudar al hermano es afectar la reputación de esa persona con engaño. Pero otra manera es prometer algo que al final no está dispuesto a cumplir.
El tema de la mercadotecnia podemos ver información oculta en letras pequeñas, o una imagen diferente que juega con la ilusión de una persona, y al final cuando va a pagar la realidad es distinta a la que había creído. Eso es engañar y defraudar. Un autor dice que una mujer en la manera que viste puede comunicar algo a un varón que en su corazón no estaría dispuesta a cumplir. Esto es defraudar. ¿Qué tanto amamos a nuestro hermano para tener precaución? Otra manera de defraudar puede ser en las palabras o en el trato. Se pudiera dar la idea de estar cortejando a una mujer en el trato, sin la intención de llegar a algo más que una amistad. Es importante revisar nuestras vidas constantemente. Que el Señor nos libre de engañar y defraudar a otras personas en cualquier otra área también.
V. 7 Vuelve este texto a recordarnos que nuestro llamado no es a inmundicia sino a la santificación (v. 8). Pablo ya había hablado de la santificación con un tono pacífico y alentativo, pero ahora habla con un tono diferente. Sí desechamos este consejo, en realidad estamos desechando a Dios. En este mismo versículo dice que un creyente cuando ignora este llamado, es porque quiere ir completamente en contra de Dios.
Para concluir, vamos a ver tres motivaciones para llevar una vida de santidad.
1. Dios es vengador de todo lo que hacemos mal. Quizá no sea el motivo primordial por el que nosotros debemos pensar seriamente en este tema, pero es un motivo legítimo. Si algo nos puede ayudar a tener cuidado en nuestras relaciones o nuestros pensamientos es recordar que Dios es vengador.
2. Un llamado que hemos recibido. La santidad es el motivo por el cual Dios nos ha establecido como iglesia.
3. Dios me ha dado su Espíritu Santo. El dominio propio fruto del Espíritu Santo. Este es un freno en mi lucha contra la carne.
V. 9-12 Es muy interesante Cómo está escribiendo el apóstol Pablo. El creyente no debe pensar que es inmune, sino que debe estar consciente de buscar el crecimiento. Con respecto al tema del amor, era algo que ellos ya conocían (v. 10), sin embargo, aunque ellos estaban practicando el amor, Pablo les ruega abundar más y más. Siempre hay algo que podemos aprender de un tema (v. 11).
¿Por qué el apóstol Pablo señala estas dos virtudes como parte de la madurez de los creyentes de Tesalónica? Las iglesias presumían tener ciertos dones extraordinarios, y es interesante que el apóstol Pablo escribe sobre un camino mejor en 1 Corintios 13. Si alguien tuviera todos los dones pero no tiene amor, no sirve de nada. Hay dos cosas importantes en las que la iglesia se debe ocupar, en su santificación en el amor.
Esto es lo que la palabra de Dios tiene para nosotros, que podamos crecer en amor más y más, y no creamos qué otras virtudes son más importantes por ser más visuales. El Señor puso en nosotros su amor cuando fue a la cruz y murió por nosotros, él ha puesto un depósito grande de amor. Si hay alguien que puede mostrar el amor, es un creyente. Cuando alguien no puede tener compasión y ternura por otros, es algo preocupante. Debemos ir de nuevo a la palabra de Dios y recordar el por qué estamos aquí. Dios nos ha salvado como un pueblo único y nos ha justificado, sepultando nuestros pecados y dándonos una vida nueva. en esta vida nueva podemos ahora amarnos unos a otros, y es en ese amor en el que debemos crecer.
¿Qué tan hábiles somos en el tema del perdón? La Biblia nos enseña acerca de aquel rey qué hace cuentas con sus siervos, y uno de ellos no puedo pagar la deuda. Lo que le esperaba era la prisión o la muerte por tener una deuda demasiada grande, pero el rey al verle fue movido a misericordia y le perdonó. Este mismo siervo encontró a un conservo y lo metió a prisión por una deuda menor. Cuando el rey escuchó lo que este siervo hizo le exhortó por no poder perdonar habiendo sido perdonado. Si usted está batallando en perdonar a alguien más es porque quizás no ha entendido como usted ha sido perdonado.
¿Cómo somos ante las dolencias de otras personas? De qué sirve que le digamos a otros que se cubran y coman algo si nosotros no hacemos nada por ellos. Nuestra manera de participar en subsanar las necesidades de otros muestra el amor de Dios.
¿Qué tanto podemos sacrificarnos por otras personas? Algunos Pueden decir que se sacrifican por su esposa o sus hijos al trabajar por el sustento, pero el sacrificio es más que proveer, se trata de renunciar a nuestro derecho por el bien de las personas que amamos. Estas virtudes nos muestran si estamos creciendo el amor.
Al final Pablo dice qué debemos trabajar para mostrar que somos un verdadero creyente. Hemos sido llamados a ser luz del mundo y sal de la Tierra. Esto lo podemos lograr al crecer en santidad y crecer en amor.