Disciplina y santidad de la Iglesia

Imagínense a Dios el Padre diciéndole a su hijo “te quiero dar una esposa”. Vemos cómo los sacrificios del Antiguo Testamento apuntaban al sacrificio de Jesús ya que eran sombra de su muerte. Pero también vemos una sombra de la boda entre Cristo y su iglesia (Ef 5:31-32). El matrimonio es una representación hacia la boda del Cordero.

¿Pero cómo será esa esposa? Dios quiere darle una esposa sin arruga ni cosa semejante. Efesios 5:25 Cuando amamos a nuestras esposas, empezamos a reflejar su gloria a través del amor y estamos señalando con nuestras vidas a la gloria de Dios. Efesios 5:26 ¿Cómo llega a ser pura y sin mancha la iglesia si está compuesta de hombres pecadores? Por medio de la purificación del lavamiento del agua por la Palabra. (Ap 19:7-8) En esta escena podemos ver el matrimonio eterno de Dios.

Pero cuando vemos a nuestra iglesia podemos ver fallas por todos lados. La iglesia está llena de pecadores que han confiado en Cristo para que él nos perdone y nos limpie. Volviendo a Efesios, Pablo escribió a la iglesia y los llama “santos y fieles” (Ef 1:1). La novia de Cristo ha sido infiel, pero Dios nos está santificando para que demos más gloria a su nombre al ir transformando nuestro carácter. Cuando estemos en su presencia ya no estaremos en este cuerpo terrenal sino con cuerpos nuevos, como el de Jesucristo. La esposa estará vestida de lino fino compuesta de las obras justas de la iglesia. Las obras son del poder del Espíritu y que visten a la novia.

La autodisciplina

Una iglesia local Bíblica se compone de miembros que dan fe de la obra redentora de Cristo y están comprometidos a ser más como Cristo. Es por eso que necesitamos la autodisciplina y para esto necesitamos las enseñanzas que Jesús enseñó en Mateo 5:3 La pobreza de espíritu es lo primero que hace una persona cuando entra en el reino de los cielos. Más adelante en Mateo 7:1 Jesús exhorta a no juzgar de cierta manera, no está diciendo que nunca se debe juzgar, sino que hay que hacerlo con justo juicio. Es fácil juzgar a los demás y no ver la viga en el propio ojo.

La exhortación

Pero ahí no termina la disciplina, por eso Mateo 18 nos enseña los pasos que siguen en la disciplina a su pueblo. Cuando estamos siendo más necios y no escuchamos a nadie, Dios nos da más ayuda. Mateo 18:15 Esto podría ser el paso número dos en la enseñanza de Jesús, después de la autodisciplina. Pero un creyente verdadero no debería llegar al versículo 16 (Mat 18:16), pero si no oyere entonces deberá ser llevado a la iglesia, cuando se tiene que señalar en público a una persona que está siendo necia y rebelde. Esto para nada es una falta de amor, sino un llamado de Dios que debemos obedecer.

La iglesia no está trabajando para mantenerse santa, ese no es el propósito de la disciplina de la iglesia. La disciplina es llamar amorosamente la atención a una persona para que vuelva a confesar su pecado de la manera en la que la hacemos todos los días. La disciplina es para ayudar a los santos a recordar la importancia de la autodisciplina. Es para advertir a los no creyentes que necesitan arrepentirse. La disciplina mantiene identificados a los miembros que andan como hijos de Dios.

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