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El ministerio de la reconciliación

Pablo estaba siendo atacado por personas infiltradas en la iglesia de corinto, que se hacían pasar por hombre piadosos pero en realidad sólo creaban divisiones. Estos hombres empezaron a atacar el ministerio de Pablo, criticando su motivación e incluso su pasión por Cristo, de modo que lo llegaron a considerar como un «demente».

Sin embargo Pablo va a aclarar la sinceridad e integridad de su ministerio y al hacerlo nos da una perspectiva de cómo el cristiano debe vivir. Todo creyente es un ministro de la Palabra, y tiene la responsabilidad de ser parte de un ministerio llamado «el ministerio de la reconciliación». A veces pensamos que las personas llamadas al ministerio son los pastores, diáconos o todo aquel que tiene un cargo en la iglesia o que estudia en el Instituto Bíblico. Sin embargo todo creyente es de alguna manera, llamado al ministerio de tiempo completo. El Señor nos ha llamado a ser ministros de la reconciliación.

En este pasaje, el apóstol Pablo nos enseñará a tener el pensamiento de que somos ministros embajadores de Dios. Definición de embajador: «Un embajador es el máximo representante de un determinado país ante otro, o ante una organización internacional. En el lenguaje común, el término se aplica al representante ubicado en la capital de un país extranjero». Representantes del reino de Dios en esta tierra. Entender nuestra nueva posición nos llevará a entregar nuestras vidas por Cristo, y quizás nos llamaran locos, pero no importará lo que diga el mundo, sino escuchar las hermosas palabras del Señor en el día del juicio cuando diga: «Buen siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor». ¿Cuáles son las cosas que deben cambiar en mi vida entendiendo que soy un ministro de Dios?

1. Una nueva motivación (2 Cor 5:14-15)

Piense en todo lo que hizo Pablo, apedreado, latigueado, encarcelado, sufriendo naufragio, hambre y amenazas de muerte, etc. ¿A usted le gustaría padecer todo esto? Pablo fue criticado y tachado de loco, y no le sorprenda que las personas dicen lo mismo de usted cuando intenta comprometerse con el Señor.

Ahora Pablo va a explicar por qué hace toda esta clase de locuras y dice: «Porque el amor de Cristo nos constriñe». «Constreñir» nos habla de una presión que venía del corazón de Pablo, dicha presión era causada por el amor de Cristo. O sea, cuando él pensaba en el amor de Jesús comenzaba a arder en su corazón una nueva pasión para el servicio de la obra. ¿Sabe por qué somos tan apáticos en nuestra vida espiritual y el servicio al Señor? porque pensamos muy poco y meditamos muy poco en el amor del Señor. Utilizamos nuestra mente para pensar en toda clase de cosas, problemas, tareas o trabajo por hacer, pendientes, etc.

Necesitamos pensar en el amor de Cristo, de hecho pablo continúa diciendo: «Pensando en esto…». Esto nos habla de pensar en Cristo, pensar en la Cruz. Fue ahí donde la gran muestra de amor se ha dado: «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados». (1Jn 4:8-10)

  • «Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios». (Col 3:3)
  • «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí». (Gal 2:20)
  • «Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos» (Gal 5:24).
  • «Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva». (Ro 6:4)
  • «sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado». (Ro 6:6)

Piense en el grande amor de Cristo, tan grande que la muerte de Cristo es nuestra muerte. Cuando Cristo murió, todo aquel que le ha recibido ha muerto también al pecado y resucitado con Cristo para vida nueva. (2 Cor 5:15) El Señor hizo esto para darnos una nueva motivación, para que ya no vivamos para nosotros sino para Cristo. La vida que vivimos ya no es nuestra. Tu vida ya no te pertenece, sino que le pertenece a Cristo.

El ministerio de la reconciliación implica una nueva motivación que es: «Vivir para Cristo».

2. Una nueva perspectiva (2 Cor 5:16-17)

Lo que Pablo está diciendo, es que ahora él ve a las personas en el lente de Cristo. Su deseo máximo es vivir para Cristo y esto cambió su manera de ver a las personas. Hermanos, cuando el amor de Cristo nos motiva, ya no puedo ver de la misma manera a mi vecino, mi familiar, mi amigo o todo aquel que vive sin el Salvador. Cuando entendemos el amor de Cristo, eso debe cambiar mi perspectiva.

Mateo 9:36 dice: «Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor». Jesús no veía a las personas como simples personas, como «x». El pasaje nos dice que al ver a las multitudes, esto se refiere a que Cristo no sólo vio su necesidad física sino su necesidad espiritual. Para Jesús, lo más importante no era darles una ayuda humanitaria, sanar sus enfermedades o darles de comer. Se nos dice que tuvo compasión porque andaban desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor. ¡Estaban perdidas! ¡Lejos de Cristo y la salvación!

Hermanos, cuando el amor de cristo nos motiva, comienzo a ver a las personas con compasión. Veo sus rostros perdidos y mi corazón se debe aprisionar dentro de mí, pensando en el terrible destino de esas personas si no se arrepienten y confían en el evangelio. La persona que se sienta a lado de mí en el taxi o en el camión, ya no es cualquier persona, sino que ahora la veo como una oveja perdida y sin pastor. Su compañero de trabajo, el vecino o su familiar sin Cristo.

v. 16 Incluso cuando vemos a Jesús, ya no pensamos de él como lo hacíamos antes, como un hombre bueno o un gran profeta. Ahora lo conocemos como el Salvador, aquel que está buscando a las ovejas perdidas para traerlas nuevamente al redil.

¿Cómo es que podemos tener un nuevo gozo y una nueva pasión por Cristo? ¿Cómo es que podemos desarrollar la visión de Cristo en su compasión por las almas perdidas? Porque él nos ha hecho nuevas criaturas (2 Cor 5:17). Eso es también lo que Dios quiere hacer con aquellos que aún no le conocen.

3. Un nuevo propósito (2 Cor 5:19-21)

Esta nueva pasión y esta nueva perspectiva son cosas que vienen de Dios. Y ahora como hijos de Dios, él nos ha dado una nueva misión, un ministerio llamado el «ministerio de la reconciliación». La palabra ministerio significa «servicio», esta es un área en la que todo creyente puede y debe servir. Pero el Señor no nos manda a hacer algo que él haya hecho. Dios no nos dice que tenemos que hacer algo y luego se sienta con los brazos cruzados para ver cómo hacemos su obra. ¡No! Desde el principio de la creación Dios ha estado trabajando activamente en su plan de redención, reconciliando al mundo a través de Jesucristo. El pasaje dice que «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados» (2 Cor 5:19)

¿Por qué las personas necesitan reconciliación? Porque hay una guerra entre Dios y el hombre. ¿Qué es lo que provoca la guerra? ¡El pecado!

  • «Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden» (Ro 8:8)
  • «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.» (1 Jn 3:4)

El pecado nos convierte en enemigos de Dios. Toda persona que no sigue a Jesús es considerada su enemigo, no importa lo bueno(a) que parezca.

  • «¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.» (Stg 4:4)
  • «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.» (Ro 5:10)
  • «¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!» (Heb 10:31)
  • «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados» (2 Cor 5:19)
  • «Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús» (Ro 3:24-26).

Esta es la paciencia de Cristo, pero un día esa paciencia se acabará, por eso hoy es el día de salvación, porque Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia.

2 Cor 5:21 Ese es el mensaje central de nuestra fe. Cristo muriendo por pecadores como nosotros, dándonos su justicia y la reconciliación con Cristo.

Ahora mire conmigo el versículo 20, pues dice que «somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios». Hermano usted tiene un nuevo propósito, un nuevo ministerio en la obra de Dios. Si usted es un verdadero creyente, usted se ha convertido en un embajador de Cristo. Si alguien lo escucha a usted no lo oye a usted sino a Cristo. Si alguien le rechaza a usted, no lo rechaza a usted sino a Cristo. Somos instrumentos enviados por Dios en representación de Cristo para llevar el mensaje del evangelio e invitar a las personas a reconciliarse con Dios.

Por tanto hermano es nuestra tarea cumplir con este ministerio. Somos embajadores. Hermano, Dios podría enviar ángeles a predicar el evangelio a los perdidos, Dios incluso podría hacer que las piedras hablaran. Pero Dios decidió salvar a pecadores y convertirlos en sus mensajeros, Dios decidió utilizarlo a usted y utilizarme a mí.

¿Y qué pasa si usted no tiene el deseo de compartir el evangelio? necesita meditar en el amor de Cristo, para que esto produzca nuevos deseos (Pasión para vivir para Cristo) y que empiece a tener una nueva perspectiva (ver a las personas como Cristo), y cuando esto surja usted entienda su nuevo propósito (Ser emisario de la reconciliación).

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