06 de Diciembre del 2015 | Ernesto Mendoza
Los agentes del banco pueden identificar un billete falso porque conocen muy bien el verdadero. Si nosotros conocemos y entendemos bien las doctrinas cristianas auténticas, estaremos en condiciones de identificar y evaluar fácilmente las falsas enseñanzas.
Las dos epístolas, II y III Juan nos enseñan cómo identificar los falsos y verdaderos maestros de la Palabra de Dios y como tratar con ellos. Todo esto Juan lo relaciona con la hospitalidad.
Las dos cartas se tratan sobre el hospedar a otros. Ahora, debemos entender el dilema de hospedar en el contexto del primer siglo. Hospedar en aquel entonces y hoy en día es una forma de participar en el avance del evangelio. Pero hay un peligro.
(v. 10-11) Juan nos llama a discernir para no encontrarnos hospedando falsos maestros en nuestras casas e iglesias, para no “participar en sus malas obras” dándoles nuestro apoyo.
I. La importancia de la verdad (V. 1-3)
¿Cuál es la palabra más repetida? La verdad. Juan resalta que la verdad es inmutable (v. 2). Es firme y segura. Está con nosotros y estará para siempre en nosotros. ¿Quién es la verdad? Jesucristo (v. 3). La verdad no cambia, porque Jesucristo no cambia, y Jesucristo no cambia porque Él es la verdad.
Esto era muy importante en el contexto de identificar a los falsos maestros. Si llegaba a la casa de algún creyente un predicador con una nueva enseñanza, o una nueva interpretación entonces necesitaban prender el foco de alerta.
La verdad es importante a la hora de hospedar.
Y hoy en día, aunque quizás no hospedemos a algún falso maestro que anda predicando mentiras, sin embargo sí podemos dejar entrar a nuestras casas las doctrinas falsas. Por ejemplo a través de la televisión. Hablando específicamente de este canal pseudo cristiano llamado ENLACE. Muchas veces hay cristianos que se la pasan viendo enlace y creen que les están predicando la Biblia. Y no sólo eso, sino que se lo recomiendan a otros cristianos.
Por ejemplo en Proverbios 30:8-9. Las enseñanzas de la Biblia no son canjeables. Tanto nosotros como predicadores y la congregación, debemos tener cuidado de no estar negociando la verdad de la Palabra de Dios.
II. La exhortación de andar en la verdad (v. 4-6).
Si ya tenemos la verdad, ahora tenemos que andar esa verdad. Debemos manifestar que hemos recibido la verdad de Cristo. Hay una relación intrínseca entre: Mandamientos, verdad y amor. Amar y guardar sus mandamientos (Juan 14:15, 21; 15:10).
¿Cómo supo Juan que estos creyentes andaban en la verdad? Porque obedecían el mandamiento del Señor. ¿Cómo sabía que obedecían al Señor? Porque amaban a los creyentes. ¿Cómo sabía que amaba a los creyentes, sobre todo a aquellos que predicaban la palabra? porque los hospedaba.
Lo que Juan está diciendo es que la hospitalidad no sólo era una manera identificar falsos maestros sino de identificar a los falsos creyentes. Aplicado a nuestros días diríamos que: «la hospitalidad es evidencia de andar en la verdad del amor».
Qué bueno que ya tienes la verdad, ahora hay que vivir la verdad, mostrando amor a los otros creyentes, y este amor se refleja en una relación de amabilidad y hospitalidad.
III. La razón para andar en la verdad (v. 7).
La palabra «porque» siempre nos introduce una razón. La razón por la que yo debo conocer la verdad, estar firme en la verdad y practicar la verdad en amor a la hora de hospedar, es porque hay muchos engañadores. (v. 7) Juan creía que había muchos en su época, imagínese lo que diría si viviera en nuestros días.
He escuchado a muchas personas preguntar ¿cómo puedo saber que una iglesia es la correcta? ¿Cómo saber si una denominación o una secta está equivocada o no? Simplemente hay que responder a la pregunta: ¿Qué creen ellos acerca de Cristo? ¿Cómo tratan a Jesús? ¿Quién es Jesús para ellos?
1 Cor 2:2, “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.” Si no se está hablando del mensaje del evangelio entonces no hay salvación, mucho menos edificación. La razón para andar en la verdad es que hay muchos engañadores, y no solamente allá afuera, sino también aquí adentro (v. 8-9).
IV. La respuesta hacia los que no andan en la verdad (v. 10-11)
Pensemos un poco en la persona que está escribiendo. El apóstol Juan. ¿Cuál era su apodo? El discípulo amado ¿y cuál era su segundo apodo? Hijo del trueno (Mc 3:17). Esto nos habla de su carácter amoroso pero también de carácter impetuoso.
Y eso es lo que hace Juan, es un equilibrio entre la verdad y el amor. Él no está simplemente intentando ser cruel con las personas sólo por el gusto de ser cruel. Este pasaje no nos está enseñando a ser groseros con las personas que enseñan falsas doctrinas (No me interesa, lárguense de mi casa y que les vaya mal). Recuerde que la verdad sin amor es crueldad. Obviamente tampoco debemos desearles que les vaya bien.
Cuando dice que no les debe decir Bienvenidos no habla de unicamente de la palabra de cortesía que usamos cuando alguien llega a la casa. ¿Recuerda el contexto? Habla de darles la bienvenida a su casa, de abrirle las puertas de su hogar y sobre todo habla de hospedarlos en casa.
APLICACIONES:
- La verdad es lo más importante a la hora de recibir una enseñanza. No la personalidad o la popularidad del predicador.
- Debemos tener cuidado con las enseñanzas falsas a nuestro alrededor.
- Debemos practicar la verdad al hospedar a nuestros hermanos en amor. Recuerde que es una manera de participar en el avance del evangelio.
- Siempre recuerde decir la verdad en amor. No se trata de ser crueles con las personas se trata de pararnos firmes por la verdad.
Ernesto Mendoza
Pastor misionero
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