Jesús es la buena noticia

Hoy en día parece que hemos olvidado lo que son las buenas noticias. Mientras leía el periódico esta semana me di cuenta de que casi todas las noticias que nos presentan son tragedias. Sin embargo, cuando llegamos a la carta de Pablo a los Romanos, él nos va a contar una noticia, pero a diferencia de las que vemos en el periódico o la televisión, esta es una buena noticia. (V.1) Pablo nos dice que él fue apartado por Jesucristo para el evangelio de Dios. La palabra “evangelio” aquí usada, viene de la raíz griega que quiere decir “buenas nuevas” o “buenas noticias” de Dios. Esta palabra se usaba cuando un rey quería anunciar buenas nuevas al pueblo. Él mandaba a uno de sus siervos a proclamar como un heraldo estas noticias por las calles.

Es por eso que Pablo se describe a sí mismo como siervo, que en la época del apóstol se refería a un “esclavo”. Alguien que había sido comprado y que le pertenecía a otra persona. Pero también Pablo se describe como un emisario. La palabra apóstol se traduce principalmente como “uno que es enviado”. Y por último en su presentación nos dice cuál es la fuente de su mensaje (Ro 1:2). Las santas escrituras, la palabra de Dios es de donde provienen las buenas noticias que Dios tiene para ti y para mí.

«A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales». (Efe 3:8-10)

Hermanos, la Biblia nos dice que ustedes y yo hemos sido comprados por precio, por la sangre de Cristo y ahora le pertenecemos. Y ahora nuestro Señor nos ha enviado a todo el mundo predicando el evangelio, las buenas nuevas se salvación. Somos los heraldos del rey quienes llevan las buenas noticias.

Sin embargo, muchos no estamos obedeciendo a nuestro amo celestial. Y quizás porque nosotros mismos no estamos convencidos por el mensaje. No se nos hace un mensaje atractivo, no vemos qué tiene de bueno las buenas nuevas. Pero la Biblia nos va a enseñar qué es lo que hace que el evangelio sean buenas noticias.

El mensaje central del evangelio es Jesucristo, el hijo de Dios. Y para entender el verdadero mensaje de las buenas noticias debemos de ir a la fuente correcta (Ro 1:2). Dice que el evangelio es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Todas las promesas de Dios se cumplieron con la venida de Jesús a la tierra. Eso significa que usted puede confiar en Dios, porque Dios mantiene sus promesas. Estas promesas son dadas a través de sus santas escrituras.

El mensaje central es acerca del Hijo de Dios (Ro 1:3), que ha estado con el Padre desde la eternidad, pues él es Dios. ¿Qué es lo que nos dice sobre el Hijo?

1. La encarnación de Cristo (Ro 1:3).

Él nació. Para poder cumplir su misión de redimir a al hombre, requería que Cristo tomara la naturaleza humana. (He 2:17) (He 4:15).

Él era del linaje del rey David. ¿Por qué esto es una buena noticia? Porque las promesas del A.T. apuntaban hacia un rey que había de venir a traer paz, justicia y juicio sobre la tierra. Y cuando ese rey fuera establecido (Isaías 35:10). La venida del hijo de David significa gozo eterno en la presencia del Señor.

2. La autoridad de Cristo (Ro 1:4).

Ahora, la buena noticia no es solo que el hijo de Dios, el Rey prometido nació. Pablo nos va a decir dos noticias, una buena y una mala (Ro 1:4).

Lo que Pablo dice entre los versículos 3 y 4 implica que el Hijo de David murió ¡Murió! Para aquellos que creían en el Mesías esto era devastador. Los Mesías no mueren, al contrario, viven para conquistar y gobernar, no son arrestados, golpeados, escarnecidos y crucificados. (Luc 24:21).

Sin embargo, Él resucitó con poder. La frase “fue declarado Hijo de Dios con poder” quiere decir que pasó de ser el Hijo de Dios en humildad y debilidad humana, al Hijo de Dios con poder. Por eso Cristo puede decir: “Toda potestad me es dad en el cielo y en la tierra”. Él está gobernando ahora y quiere gobernar nuestras vidas. Nuestro rey vive.

3. La encomienda de Cristo (Ro 1:5-7).

Como resultado, ahora recibimos gracia y apostolado. No sólo Pablo sino también nosotros. Esto es capacitarnos para la obediencia a la fe en todas las naciones (Ro 1:5). No seamos desobedientes. Nuestra tarea es obedecer a la fe, lo que significa llevar la buena noticia del evangelio en un mundo inundado con malas noticias y tragedias. Para que usted haya conocido a Cristo, alguien tuvo que obedecer a la fe a todas las naciones. Esto lo incluye a usted.

Ro 1:6-7 Termina diciéndonos el doble llamado que tenemos. Primero es el llamado a “ser de Jesucristo”, a unirnos con Jesús en el camino del calvario y su misión para alcanzar al mundo perdido. El segundo es un llamado a ser santo, lo que significa “apartado” para Dios. Y todo esto para la obediencia a la fe.

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