Cuando vemos los productos en el mercado vemos que muchos aparentan calidad, pero cuando los usamos nos damos cuenta cuando algo es o no es de utilidad.
Vemos en le mensaje a Sardis que escribe aquel que tiene los siete espíritus y las siete estrellas. Es aquel que da vida a las iglesias. La iglesia de Sardis es una que tiene nombre de que vive pero está muerta. Recordamos que el teatro en Atenas no utilizaba diferentes actores sino que un actor se ponía diferente máscaras con las que representaba diferentes personajes. Estas máscaras eran conocidas como hipocresis, de donde tenemos la palabra hipocresía. Este era el caso de la iglesia en Sardis.
Sardis significa «dos pueblos», ¿Qué es lo que llevó a la iglesia de Sardis a ser una iglesia aparente?
1. Falta de conversión.
Muchos seguían a Jesús pero aquellos verdaderos creyentes mostraban evidencia. Incluso en el grupo de los doce había alguien que vivía en apariencia. Hay personas que hay hechos a oración pero no ha habido cambios en su vida interior. Cuando no ha existido una conversión, tal persona vive de manera aparente.
(1 Jn 2:4, 3:6-9). Estos pasajes nos hablan de aquel que esta pecado constantemente. Juan nos dice que si alguien está pecado sin ningún remordimiento de conciencia, entonces no puede ser un creyente. Un creyente es convencido de pecado por el Espíritu Santo.
2. El orgullo
El orgullo es una bandera, eslogan o frase que dice «no necesito de ayuda». Es cuando no reconocemos nuestras debilidades, deficiencias o pensamos que somos superiores a otros por diferentes motivos. También es buscar tener una imagen delante de las personas.
3. La alabanza de los hombres (Mat 6:5)
Jesús habla nuevamente de los «hipócritas», aquellos aparentes. Los fariseos vivían aparentemente para obtener la alabanza de los hombres. Este puede ser un peligro de cada uno de nosotros al momento de servir. Muchas costumbres se convierten en leyes, pero Jesús esta diciendo que la oración no es un acto que se deba exhibir.
Siempre debemos cuestionar cuál es nuestra motivación para servir, para ayudar o para adorar.
Consecuencias de una vida aparente (Ap 3:3)
Dios conoce todo lo que hay en nuestro ser. Los siete espíritus habla de aquel dador de la gracia y poder espiritual. Dios conoce todo de nosotros, así que en su justicia el Señor nos advierte de las consecuencias por vivir de manera aparente.
El Señor describe su manera de actuar como la de un ladrón. David intentó cubrir su pecado, pero un día ese pecado salió a la luz pública. Nuestra verdadera espiritualidad es probada cuando Dios da un mandato (Mr 10:17). El Señor a través de su palabra expone las apariencias, y una vida de apariencia siempre trae consecuencia.
Combatiendo la apariencia (Ap 3:2)
– Ser vigilante. Para poner una solución a este problema hay que ser vigilante. Ser lo mismo en casa o fuera de ella, en la iglesia o en otro lugar.
– Atender las áreas débiles. Debemos reafirmar aquellas áreas que está para morir. Lugares donde hemos dejado de atender en nuestra vida espiritual.
– Practicar el consejo de Dios. Nos habla de guardar aquellas cosas que hemos aprendido.
– Arrepentirse. El arrepentimiento es estar de acuerdo con Dios.