La sabiduría de Dios es superior a la sabiduría del hombre, incluso de aquel hombre más sabio, erudito e inteligente. Sin embargo, para ellos, la predicación parece ser una locura. La actividad técnica de la predicación no es lo que representa una locura, sino la autoridad detrás de lo que se está diciendo.

Los maestros de las escuelas estudian a los eruditos y citan a las fuentes humanas, pero ¿qué hace el predicador? (2 Ti 2:15) El profeta Samuel, aún de niño escuchó la Palabra de Dios y recibió un llamado a presentarse como obrero aprobado. Isaías tuvo la visión de la gloria de Dios y reconoció su pecado. Debemos ser obreros que no tienen de qué avergonzarse, debemos luchar para sacar la sabiduría humana y absorber la sabiduría de Dios para compartirla con otros.

Somos mensajeros de un mensaje que no es propio, y nos adaptamos de la mejor manera para que los oyentes escuchen de una mejor manera. La diferencia entre los discursos del mundo y la predicación es la autoridad de las Escrituras.

¿Cuál es la autoridad? Pensando en el término, es la potestad, el permiso y el derecho de hacer algo. Es el derecho de ejercer un encargo en nombre del que me ha enviado. Esa es la autoridad del predicador. La sabiduría del hombre dice que tú eres el que elige tu género, lo que es verdad para ti eso es la verdad; eso viene de la relatividad. Es una locura total. Pero la autoridad del predicador es que viene a dar un mensaje que ha sido dada por alguien mayor.

Vemos esta autoridad en Génesis 1:27-28 donde Dios explica cómo está dando autoridad a los hombres. ¿Ellos podían hacer lo que querían de los animales? No. Fueron creados a imagen de Dios y debían cumplir los propósitos divinos de glorificar a Dios. Si glorifican otra cosa no están cumpliendo. Vemos aquí los cuatro principios de la mayordomía: a) Dios es dueño de todo y yo no soy dueño de nada, b) Dios me ha encomendado todo lo que tengo, c) Dios me ha dado todo lo que tengo y lo puedo hacer crecer o desperdiciarlo, d) Voy a rendir cuentas a Dios y podría ser hoy.

La autoridad Bíblica es la autoridad para representar a alguien que me encomendó mi tarea. Es una responsabilidad, no una autoridad para hacer la voluntad propia. (Mat 9:6, 8) Jesús demuestra su autoridad para perdonar pecados, las personas se maravillaron y glorificaron a Dios. El predicador no tiene autoridad para perdonar pecados, porque no se nos ha dado toda la autoridad. Tito 2:15 Nos manda a reprender con toda autoridad, pero no con nuestra autoridad, sino la que viene de arriba.

Cuando Dios creo la tierra Dios separó los elementos, sin embargo, él ya los había creado anteriormente. Por eso la tierra estaba desordenada y vacía; el Espíritu de Dios tomó esos elementos para formar su creación. En Génesis 1:3 lo primero que Dios hizo fue la luz, y existió la luz en la creación por primera vez. Esa fue la primera predicación de la Biblia: «¡Sea la luz!». Si esa fue la predicación ¿Dónde están los oyentes? Job 38:4-7 Dios ya había hecho a todos los ángeles que estaban observando la obra de Dios con el propósito de darle gloria.

Muchas veces cuando escuchamos la predicación nos llenamos de asombro cuando podemos ver una verdad gloriosa de la Palabra, o cuando leemos la Biblia y el Señor aplica un texto de una manera diferente y decimos ¡Wow!

Ahora vamos a conectar Génesis 1 con el evangelio de Juan 1 y 1 de Juan 1:5. Dios toma las cosas que están en tinieblas y les trae luz con su palabra. En la predicación del evangelio llega la luz a las tinieblas. Conocemos Génesis 3:15 como el proto-evangelio, pero creo que aún hay otro proto-evangelio antes. Dios es luz y Jesús dijo que él era la luz. Dios es luz en toda su esencia, Dios es amor, justicia, misericordia, santo, etc. Todo esto a la vez en una sola esencia. Cuando Dios actúa en amor, también actúa en justicia y santidad. Él es todos sus atributos de manera completa, plena (Col 2:9).

Hebreos 13:8 Conocer a Jesús no tiene comparación. Pero en también el Señor Jesús dijo que nosotros somos la luz del mundo, pero en la misma manera que la luna refleja la luz del sol, reflejamos la luz del sol. El predicador está siendo usado por Dios cuando repite y presenta claramente la palabra de Dios. En Mateo 28:18 Dios afirma su autoridad y nos llama a representar su autoridad. 2 Corintios 4:5