Domingo 23 Febrero del 2014 | Hebreos 3:7-19 | Iván Bernal

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Definición: No creer de manera total en la suficiencia de Dios para cada aspecto de la vida.

I. Ampliación del concepto

A. Antagonismo abierto a la verdad del evangelio. El pasaje que acabamos de leer nos muestra lo que sucedió con el pueblo de Israel por su incredulidad. El evangelio de Juan es el libro de la fe, la palabra creer aparece 90 veces (Juan 1:10-12). Jesús vino a los suyos pero ellos no le recibieron. (Jn 3:19-20) Nos dice la razón por la que no creyeron. La Biblia nos dice que Dios es un santo y a nadie le gustaría ajustar sus vidas con ese Dios. El antagonismo abierto se refiere al ateísmo, quienes han resuelto no creer a pesar de ver mucha evidencia.

B. Aceptación meramente intelectual a las verdades del evangelio (Mt 7:21-23; Jn 2:23-25). Personas que pensaban que eran creyentes por haber hecho alguna demostración milagrosa. En Juan 2 muchas personas creían de manera superficial. Pero cuando Jesús les confrontaba, disminuía el numero de los discípulos. Muchos también pudiéran estar engañados, piensan que creen pero no es una fe salvadora. Muchos dicen que creen en Dios, pero Santiago nos recuerda que también los demonios creen y tiemblan. Satanás es mejor teólogo que todos nosotros, porque conoce el carácter de Dios, pero no es salvo. Debemos creer, no por conveniencia o tradición, la aceptación intelectual sigue siendo incredulidad.

C. Anticipada y voluntaria desobediencia a las verdades del evangelio (Heb 3:7-11). Los judío vieron las obras de Dios por cuarenta años, pero anduvieron vagando en su corazón. Esta fe es alguien que comprobó las palabras de Dios pero que decide no creer. Cuando pecamos es porque hemos escogido pecar, porque hemos experimentado el poder de Dios y decidimos no creer.

II. Áreas donde se manifiesta la incredulidad

A. Anhelos (Heb 3:16-19). De todas las generaciones de judíos, esta generación vio grandes maravillas del Señor (las plagas, la división del mar). Y aun cuando vieron y palparon, aún así no creyeron. Cuando apenas se había ido su líder a la presencia del Señor y ellos ya estaban adorando a un becerro. La incredulidad obstruye el plan de Dios para nuestras vidas.
(Mc 14:3-7) Los religiosos estaban interesados en lo material y el dinero, su incredulidad se muestran sus ahelos.

B. Actitudes (Ex 15:22-24). La queja y la murmuración es una clara indicación de incredulidad (Ex 16:2). Esta incredulidad se muestra cuando hay pruebas. Cuando esto sucede a veces las personas se quejan contra las situaciones, los problemas, la falta de oportunidades, e incluso con el Señor. La fe es creer en las promesas y en el Dios que hizo la promesa. Pero si nuestra vista esta en las situaciones, eso solo muestra falta de fe.

¿Cómo reaccionamos nosotros cuando estamos en problemas? Quizás pensamos que estar más cerca de Dios nos trae más problemas. Cada paso que damos por el Señor trae sus consecuencias y sus riezgos. Pero cuando no avanzamos por estar cómodos, entonces es incredulidad. El Señor no quiere echar a perder nuestra vida. Aunque sí habrá dificultades, sin embargo el fruto es mayor.

C. Acciones. Por incredulidad, podemos llegar a cometer toda clase de pecados. ¿Por qué murmuro la nación de Israel? porque no creía. ¿Por qué David pecó contra Betsabé? porque creyó que ese pecado le iba a causar satisfacción o escogió otro placer que no es Dios. Las personas pueden tomar decisiones por incredulidad, como el caso de Lot.

La fe verdadera confía en cada aspecto de la vida, no sólo en la salvación. Cuando nosotros no estamos dispuestos a creer que Dios puede bendecirnos a pesar de algunas limitantes, eso es incredulidad. ¿Qué pasaría si nos quitaran todo lo que tenemos? Deberíamos seguir confiando en Dios como Job. El corazón condiciona la obra de Dios. Puede ser que creemos en la obra de Dios pero cuando el Señor nos pide tomar decisiones, entonces dudamos y dejamos de creer. Jim Berg menciona que el corazón incrédulo nos hace pensar que Dios quiere hacernos la vida miserable. Pero cuando uno avanza creyéndole a Dios, experimentamos gozo y satisfacción.

III. Antídoto contra la incredulidad.

A. Análisis objetivo de la calidad de nuestra fe (Heb 3:12-15). ¿Qué hago cuando el Señor pide que rinda un aspecto de mi vida? ¿Me resisto o me someto? ¿Qué hago cuando el Señor me permite pasar por alguna prueba? ¿me quejo o confío?

B. Arraigo profundo a las verdades de Dios (Heb 4:2). No solo creer superficialmente o sólo cuando las cosas están a mi favor. Puede que nuestra mente este llena de información, versículos, discipulados o historia, sino que el conocimiento debe estar acompañado de fe. La fe cree en todas las promesas de Dios, pero también cree sus advertencias.

C. Acto sobrenatural del Espíritu Santo en el corazón (Mt 16:16-17; Stg 2:19; 2 Cor 4:6). La respuesta de Pedro fue una obra del Espíritu Santo, él es quien ilumina nuestro corazón. Cuando diferentes personas oyen las mismas verdades, unos creen y otros no. ¿Cuál es la diferencia? la obra sobrenatural del Espíritu Santo. Debemos orar que el Señor obre y trabaje en nuestra fe y en la fe de aquellos que aún no creen.

D. Apreciar la belleza y satisfacción que tenemos en Dios por Jesucristo. Cuando confiamos en Jesús totalmente, la fe en Jesús anula el poder del pecado y permite la obediencia. (Jn 4:13-14) La fe satisface los anhelos más profundos del alma. Que nos podamos emocionar cuando escuchamos lo suficiente que es Dios para nuestras vidas. Cuando veo la belleza del evangelio, me enamoro tanto que quiero estar aprendiendo más de ella.

La escencia de la fe, es estar satisfechos con todo lo que tenemos en Jesús. Cuando pecamos es porque creemos que aquello nos va a dar más satisfacción que Cristo. Eva pensó que pecar le traería satisfacción. (Ro 6:11-14) La santidad es la marca de la fe. Una persona que se abstiene de pecar y decide obedecer a Dios es porque le ha creído. No solo una cuestión para salvación sino también para santificación.

Todas las batallas en la vida del creyente se originan en la incredulidad. La victoria se alcanza cuando se vive por fe. La fe es creer totalmente que estamos satisfechos en todo lo que Dios es para nosotros por Jesucristo.


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