Al igual que la reforma con Martín Lutero, hoy en día vemos la misma decadencia que hace necesario hacer ciertos cambios en nuestra visión del cristianismo. Lo vemos en la venta de indulgencias y la visión de la prosperidad de nuestros días, la autoridad papal y el liderazgo autoritario de nuestros días, etc.
Sin embargo, también hubo un regreso a la Biblia. Si algo creo un cambio, no fue otra cosa más que la palabra de nuestro Dios. Dios nos libre de ser una iglesia analfabeta.
La palabra de Dios transformando la historia
Nehemías 8:5-6 Cuando te expones a la Palabra de Dios, habrá una transformación y una reforma en tu vida todos los días.
Hechos 6:7, 12:24, 19:20 La iglesia primitiva tenía un crecimiento siempre y cuando crecía la palabra. El crecimiento de la iglesia dependía del crecimiento de la Palabra.
1 Corintios 1:22-23 Cuando predicamos la Palabra, predicamos a Cristo crucificado. La cruz de Cristo es central que incluso el creyente debe estar dispuesto a cargar su propia cruz.
Retomando la centralidad de la Palabra
Nosotros creemos que la Palabra es la única regla de fe y práctica. Pero si eso es verdad ¿qué es lo primero que mencionamos en medio de la crisis? Normalmente no es la palabra, sino la constitución de la iglesia o alguna regla de nuestra denominación. Sin embargo, por encima de cualquier lineamiento está la Palabra de Dios.
Hechos 4:31-37 La manifestación de que la iglesia fue llena del Espíritu Santo fue que hablaban la Palabra de Dios. V. 32 nos dice que había una unidad en la Palabra. El detonante de la unidad y el crecimiento fue la Palabra.
Debemos volver a la Palabra. Lo que ha marcado diferencia en cada época es la predicación de la Palabra. Y si queremos tener una iglesia que se transforma constantemente debemos ser personas de la Palabra.
Hay muchas personas que piensan estar centrados en la Palabra. Pero debemos poner esa convicción a la luz de la Palabra y ser fiel a la Palabra. Romanos 12:1.