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La predica que nos hizo falta

La predica que nos hizo falta, quiere decir que necesitamos aprender a predicarnos a nosotros mismos. Esto es algo bíblico, no un movimiento nuevo. La predicación que nos hizo falta, es la que debemos predicarnos a nosotros mismos. Esto enriquece la vida cristiana.

En una ocasión tuve la oportunidad de predicar este salmo a un joven y pude ver muchas cosas como en 3D, y vi cómo este salmo se trata de predicarnos a nosotros mismos. Vamos a ver cómo este salmo es como un huracán, entonces el salmista dice “en Dios solamente está acallada mi alma”.

Yo creo que todos nosotros por lo menos tenemos una preocupación. Muchas veces ponemos los ojos en los problemas como si de ahí viniera nuestra salvación. El salmista nos da una razón de por qué debemos confiar en él, y es que “de él viene mi salvación”. Él no es plan A, B, o C, sino que él solamente es la salvación.

Lo único que no se mueve en un huracán es una roca enorme. V. 2 él también es nuestro refugio para protegernos de lo que el mundo nos avienta. Esto me dice que debemos estudiar teología, para saber cómo es Dios y cómo se relaciona con nosotros.

Salmo 62:3-4 Pareciera que David es bipolar, (Salmo 62:5) vemos desde el versículo 1 que no es que David sea bipolar, sino que él está cambiando de audiencia, comienza predicando al público en general y después se predica a sí mismo.

En el versículo 1 nos dice a los lectores en dónde está acallada su alma. Después él tiene un problema, pero se da cuenta que su alma no está acallada en Dios, es entonces que él comienza a hablar a su alma para que repose en Dios. Una cosa es que tú sepas que Dios es tu consuelo, pero no quiere decir que por eso cuando llega un problema vamos a vivir el hecho que Dios es tu consuelo.

Esto no es autoayuda, es predicarse a sí mismo. ¿Cómo me predico a mí mismo? Toma las afirmaciones de la Biblia y ordénate a ti mismo a creerlo. Recuerda las razones bíblicas por las que debes confiar en Dios, de preferencia en voz alta.

Vemos ahora un cambio con respecto a los primeros versículos, él dijo que no resbalaría mucho, y ahora dice simplemente “no resbalaré” (Sal 62:6). Lo que vemos ahora es un crecimiento de la fe. En Romanos 8 vemos que todo lo que sucede en nuestra vida tiene el fin de que tú y yo seamos hechos a la imagen de Cristo.

La auto-predicación requiere una auto examinación para ver la mano de Dios en tu vida. Salmo 62:7 Cuando estamos en la tormenta creemos que Dios nos envió una roca, pero no es una roca, es Dios mismo. Él no envía un refugio, Dios es el refugio, él es la roca. Abres tus ojos y te das cuenta que estás en un encuentro con el Dios del universo. El problema te lleva a lo más íntimo en tu relación con Dios.

El punto no es que Dios nos saque de un problema, es para reconocer que sin Dios no somos nada. El Salmo 63 nos recuerda el anhelo que debemos tener, no para salir del problema, sino por Dios, lo único que sacia nuestra alma es poder ver la gloria de Dios. Hasta que lleguemos a este punto vamos a ser unos moralistas tradicionales.

Busca ayuda en Dios, o para ver lo que Dios puede hacer por ti, sino para ver a Dios. ¿Podemos llegar a un punto de la madurez cristiana donde podamos decir “Señor no me quites esta prueba hasta que yo aprenda a estar satisfecho en ti”? Esto es de alguien que realmente cree en Dios.

El fin de la auto-predicación, y toda predicación, no es ver solamente lo qué hay en Dios, sino encontrarnos con la belleza y gloria de Dios.

Salmo 62:7 “En Dios está mi salvación y mi gloria”. ¿Por qué apenas habla de su gloria? Porque en medio de una prueba, Dios empieza a mostrar otros pecados en nuestro corazón. David se da cuenta que su gloria como rey, la está comenzando a bastar en la aprobación de su pueblo. Su gloria como rey de Israel estaba solamente en Dios.

¿Cuál es nuestra gloria? Acumular riquezas, la aprobación de otros, etc. Las personas si no nos desprecian, nos van a envidiar, nunca van a llegar los aplausos. Nuestra gloria está en Dios solamente. Sólo estando en Dios y contemplando su gloria en la faz de Cristo, hallarás tu identidad.

Salmo 62:8 ahora está cambiando de audiencia otra vez, primero es el lector, después sus enemigos, después él mismo, y nuevamente al lector. Termina con la misma audiencia. Dios nos está enseñando cómo predicarnos a nosotros mismos y ser sensibles a otros pecados que salen en medio de la prueba.

Enseña a otros las maravillas del Señor, debemos llevarlo y enseñar a otros. David aprendió esta lección y ahora enseña lo que acaba de aprender en la prueba. Dios había ungido a David como rey, y si Dios te eligió a ti, ¿por qué necesitas la aprobación de otros para seguir en los caminos del Señor? Salmo 62:9 Había gente en su palacio que lo bendecían con su boca y lo maldecían en su corazón. Pero la opinión de otros queda como nada. El propósito de este versículo es establecer la verdad de que solamente Dios es digno de nuestra preferencia.

Donde tú te encuentres en tu vida, Dios te puso por una razón. Todos estamos donde Dios nos puso, y si estamos buscando nuestra identidad en la opinión de los demás, vamos a tener una crisis. Salmo 62:10 Las palabras aquí quieren decir extorsión y pillaje, no debemos confiar en nuestras propias técnicas para salir adelante.

Cada problema es una oportunidad de quitar el pecado que obstaculiza nuestra vista de la gloria de Dios. Hoy tenemos casa, comida, familia, etc., pero en medio de lo que está bien Dios quiere una audiencia con nosotros. Entonces debemos estar dispuestos a ser confrontados con nuestros propios pecados.

Solemos hacernos victimas cuando algo nos pasa, y cuando hacemos esto no podemos ver lo que Dios quiere mostrarnos de nuestro propio corazón. Debemos reconocer que sólo Dios tiene el poder y la misericordia (Sal 62:11-12). Dios lo dijo y él testimonió de otras personas también lo dicen.

Entonces termina el salmo, aventando todo el salmo sobre su cabeza “porque tú pagas a cada uno conforme a su obra”. El antiguo testamento deja todas las cosas desatadas para que se unan en Cristo. El Salmo 62 asume dos personajes. Para el perseguido Dios es su roca, refugio, salvación y gloria. Para el adversario Dios es su juez.

Normalmente asumíamos que nosotros somos los afligidos y no el adversario que habla con su boca. Cuando Cristo vino, él tomó el lugar del adversario en la cruz. Cristo vino para que Dios nos pague conforme a las obras de Cristo en la cruz. Cristo se convirtió en el perseguido y Dios se convirtió en su juez, para que para nosotros Dios sea nuestra roca, refugio, salvación y gloria.

Efesios 2:12-13 Cristo vino y fue convertido en nuestra salvación por nuestras malas obras, debemos reconocer nuestra propia adversidad y predicarnos la gracia de Cristo como nuestra única esperanza.

Sola gratia, solo por gracia. Cuando viene la prueba, Dios quiere una audiencia con nosotros. Que el Señor nos pague según la obra de Cristo y no según nuestras obras.

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