Las puertas cerradas nos hablan del temor que tenían los discípulos. Jesús entra estando las puertas cerradas, esto nos enseña que Dios puede ir a donde nadie más puede ir. Jesús trasciende sobre cualquier situación de nuestra vida, él está presente. La resurrección le capacita para hacer lo que nadie más puede hacer.
Los discípulos tenían miedo, y su temor era comprensible. La acción de Jesús nos dice «Yo vengo a los míos cuando tienen miedo, vengo a ayudarles para tener suficiente fe para vencer el miedo». Jesús viene a ellos y se pone el centro, no estaba al borde o a la distancia como una deidad distante; Él quería que le vieran y que le amaran. Jesús quiere venir en medio de su vida y ayudarle como nadie más puede hacerlo.
Jn 20:19 Jesús pronuncia las primeras palabras a sus discípulos después de la resurrección, diciendo: «Paz a vosotros». Jesús podía percibir el temor y la aflicción de sus discípulos e inmediatamente pronuncia palabras de paz. Vemos tres palabras que representan tres regalos para los discípulos y para nosotros: «La paz, el poder y el propósito». El vino a traer propósito a nuestras vidas.