31 de Mayo del 2015 | Iván Bernal
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En la cultura judía se daba la oportunidad de que el siervo pudiera quedar libre. Muchos de estos siervos podrían tener aspiraciones personales. Pero algunos otros siervos decidían quedarse como siervo. La palabra «siervos» es «doulos» o «diakonos». Un siervo no es el que hace cosas de siervos sino el que tiene un carácter de siervo. De acuerdo a la Palabra de Dios, cada uno somos llamados a ser siervos.
I. Una Conciencia Cristo céntrica (Vs. 1-4)
Vemos que la principio de cada frase viene la palabra «si». En realidad son preguntas retóricas, estas preguntas tienen la intención de apelar a la conciencia.
A. Por una Comprensión clara. La conciencia es un conocimiento que ya existe pero que a veces se tiene que despertar, apelar y confrontar para que recuerde su posición en Cristo. Esto se puede lograr teniendo una comprensión clara de nuestra posición en Él
B. Por una Comunión limpia. Pablo les dice a los Filipenses que si tienen todas estas cosas entonces deben completar su gozo. Comunión significa estar de acuerdo. Puede haber personas juntas y aún así no tener comunión. Es cuando hay unanimidad en la razon, el sentir y el desear. Al estar unidos en la congregación es necesaria la comunión. Lo que produce comunión es la palabra de Dios.
C. Por una Causa legitima. Es el preguntarnos ¿por qué hacemos lo que hacemos? En la predicación de la semana pasada Pablo aclaró que personas predicaban a Cristo por motivos diferentes. El Señor va a la raíz de las cosas. ¿Por qué predicas a Cristo? Los motivos del corazón pueden corromper esas acciones. Pablo ahora les anima a no hacer las cosas por competencia. El servicio externo es el resultado final de ser un siervo por dentro. Un siervo verdadero comienza con una consciencia Cristo-céntrica. Esto hace que un siervo esté consciente de las necesidades a su alrededor.
II. Un Corazón Cristo céntrico (Vs. 5-8)
Pablo anima a los creyentes a no tener la información no sólo en la cabeza sino también en el corazón. Tu sentir debe ser el correcto, cuando hay un pensamiento correcto va a haber un sentimiento correcto.
A. Por un Consentimiento voluntario. Dios no tenía la necesidad personal de hacerse hombre. Es como la frase de alguien que dice: «¿Qué necesidad tengo yo de…». Cristo no tenía necesidad de venir, sin obligación alguna se hizo el Dios-Hombre.
B. Por un Camino descendente. Cristo cambió todo lo que tenía por venir al mundo en la condición de hombre. Él lloró, sufrió, y sintió todo aquello que nosotros como humanos buscamos evitar. Otra traducción dice que se anonadó, de despojó a sí mismo. Este camino descendente le llevó a una muerte cruel y vicaria
C. Por un Cumplimiento divino. Este sentir de Cristo fue escoger ir al Gólgota, su caminar iba hacia ello. Para nosotros el nacimiento de Jesús es importante porque es el Gólgota y no Belén el centro de la venida de Cristo. ¿Qué mueve nuestro corazón para servir?
III. Una Confianza Cristo céntrica (Vs. 9-11)
A. Por una Conclusión divina. En este sentir, Jesús tenía una confianza en su corazón, que Dios cumple sus propósitos. Cuando Cristo murió, muchos pensaron que el cristianismo terminaría. Pero con todo lo que sucedió, Dios todavía tenía una resolución.
B. Por una Condecoración honrosa. Que todo lo que está en los cielos y en la tierra se postren ante Jesús y ante Cristo.
C. Por una Canción de victoria.
La vida en Cristo es conocida por contrastes muy interesantes, donde para vivir es necesario morir, donde perder significa ganar, donde para ser el mayor es necesario ser el menor. Y donde el despojo, la renuncia, la humillación, el dolor y la muerte del hijo de Dios, trajo vida, libertad y riqueza.
“Donde una vida de servidumbre desinteresada es la vida más divinamente bella que una persona puede llevar.”
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