23 de Marzo del 2014 | Gálatas 5:16-25 | Iván Bernal
Proposición: Porque Dios ha dado su Espíritu Santo el cual contiene propiedades únicas para transformar el corazón; nosotros debemos aprovechar este divino recurso cada día de nuestras vidas.
I. Vivir en el Espíritu nos Provee
A. Poder para vencer los deseos de la carne (Gal 5:16-17). Sin la intervención de Dios en el corazón no se pueden lograr los cambios. Quizá una persona disciplinada pudiera lograr cambios por si mismo, pero con el tiempo volverá a su condición. Cuando un cambio no se logra desde la raíz, no tendrá duración dicho cambio.
Quizás nosotros tenemos una lista de cosas que nos gustaría cambiar , pero únicamente el Espíritu puede lograr este cambio. Cuando nacemos y el Señor pone su Espíritu en nuestras vidas, no experimentamos un cambio instantáneo, pero este mismo Espíritu nos capacita para combatir los deseos de la carne.
1. Una nueva conciencia (Jn 16:7-13). Dios nos ha hablado de diferentes maneras como dice Hebreos 1:1, pero ahora Dios nos habla por su Hijo. En este pasaje de Juan, Jesús sabe que esta pronto para morir y dice estas palabras a sus discípulos para consolarlos.
Ahora les habla del poder del Espíritu Santo. La conciencia es el conocimiento del bien y del mal. Una persona que tiene el Espíritu Santo, cuando peca su conciencia no está tranquila. El Espíritu hace la obra de convencimiento.
«Había una persona que ya no quería mentir. Quizás esto pareciera que había una motivación correcta. Pero la verdadera razón por la que no quería mentir, era porque siempre descubriera sus mentiras y de esta manera quedaba mal». Pudiéramos confundirnos nosotros también al ver personas moralmente correctas, pero que su motivación es agradar a un círculo social mientras no hay un cambio en el corazón, así como pasaba con los fariseos.
2. Una nueva influencia (Ez 36:26-27). La ley no pudo hacer justas a las personas, sino que simplemente reveló su pecaminosidad. Sin embargo en esta profecía, el Espíritu Santo haría que un corazón de piedra se convirtiera en un corazón de carne. Un teólogo dijo una vez: «Señor, pide lo que quieras y haz lo que pides». El Espíritu nos capacita para hacer lo que él nos manda.
B. Poder para liberarnos del yugo de la ley
1. proveyendo una nueva libertad (Gal 5:13). Gál 1:6-9 Pablo está exhortando a la iglesia a volver a una vida bajo la gracia de Dios. Cuando Cristo vivió de manera perfecta, el judío vivía bajo la ley. Ellos buscaban tener una mejor relación con Dios por medio del sometimiento a la ley. (Gál 3:19-23) La ley fue dad al hombre, simplemente para mostrarle que no podía cumplirla. (4:8-11) El legalismo es ir más allá de donde Dios indica, pero como no podemos ir más arriba nos ponemos a nosotros mismos como el estándar. Cuando vivimos en el legalismo pueden suceder dos cosas, o vivir amargado y criticando, o abandonar la tarea.
Ro 2:12-15 las personas no necesitaban la ley para hacer lo correcto. El Espíritu Santo nos da la pauta para agradar a Dios y trabaja en la conciencia.
2. proveyendo una nueva instrucción. ¿Qué tiene de malo la ley si ayudaba a los judíos a mantenerse como un pueblo separado? No debemos negar que las reglas son útiles, pero vivir por las reglas no nos hace más espirituales o creyentes. El Señor no sólo trabaja el comportamiento sino el corazón (Mat 5:21-22, 27-28). La ley es limitada de alguna manera, pero Cristo aclara la raíz del asunto. (Mat 5:38-39)
¿Cuánto hemos permitido obrar al Espíritu Santo? ¿Cuántas veces hemos intentado hacer cambios sólo por la disciplina personal? Podemos comentar muchos errores queriendo ayudar a una persona, presionando sólo a cambios externos con esfuerzos carnales dejando de lado el corazón y las motivaciones.
II. Vivir en el Espíritu nos Permite
A. Producir fruto diferente (Gal 5:19-21). Las obras de la carne se manifiestan en actos de inmoralidad, pero también en idolatría que nos habla de la falsa adoración. Estos fueron pecados por los que el pueblo de Israel fue descalificado. Pero también encontramos en este pasaje algunos pecados contra otras personas. Sin embargo cuando el Espíritu Santo comienza a obrar, viene un producto de fruto diferente (v22-23).
1. Personalizado por un nuevo carácter. Perdemos poner calificativos por los rasgos de carácter de las personas, aquellas actitudes que más le sobresalen como: «el señor de la tienda es mu enojón, o la vecina es muy chismosa». ¿Cómo nos describirían a nosotros? ¿Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad…? El que está en Cristo es una nueva criatura. Ya no podemos decir «yo soy así porque así fueron mis antepasados». El que ha nacido de nuevo permite estos cambios.
2. Personalizado por un nuevo compromiso (Gal 6:24). Cuando el Espíritu Santo ha obrado en nosotros, entonces nosotros estamos trabajando para crucificar la carne. Ahora queremos someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios.
B. Producir fruto excelente (v. 25-26)
1. Permitiendo un nuevo sentir. Vanaglorioso es una persona egoísta, que cuando no tiene lo que quiere, o no obtiene lo que desea, entonces va a reaccionar. Pero cuando el Señor obra en nosotros, vamos a procurar no lo nuestro sino lo de los demás.
2. Permitiendo un nuevo trato. (6:1-3) cuando veas al que se equivocó, ten compasión como si tu mismo te hubieras equivocado. En el contexto de legalismo y egoísmo de Gálatas, esto requería un gran sacrificio. (V. 3) el espíritu nos ayuda al morir al «yo». No creer que somos algo o que merecemos algo.
Conclusión
No se puede vivir con nuevos actos solo por reglas humanas o por buenas intenciones, una vida nueva únicamente es posible por la obra de Dios en el corazón que permite nacer de nuevo y que da de su buen Espíritu para poder hacer su voluntad.
Ezequiel 36: 26-27 Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitare de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne ; Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardareis mis preceptos, y los pondréis por obra.
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