En cada verso de estos salmos, el salmista le da un título a la Palabra de Dios como mandamientos, estatutos, ley, juicios. No son cosas distintas:
Salmo 119:17-24
Haz bien a tu siervo; que viva,
Y guarde tu palabra.Abre mis ojos, y miraré
Las maravillas de tu ley.Forastero soy yo en la tierra;
No encubras de mí tus mandamientos.Quebrantada está mi alma de desear
Tus juicios en todo tiempo.Reprendiste a los soberbios, los malditos,
Que se desvían de tus mandamientos.Aparta de mí el oprobio y el menosprecio,
Porque tus testimonios he guardado.Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí;
Mas tu siervo meditaba en tus estatutos,Pues tus testimonios son mis delicias
Y mis consejeros.