Pedro desea reafirmar la verdad de lo que Cristo ha hecho al darnos todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad para nuestro crecimiento espiritual (2 Pe 1:3, 12). Y ahora va a dar tres razones por las que podemos confiar en estas promesas de la Palabra de Dios.
Aunque la Biblia no se menciona aquí, sin embargo ella es la preservación de las coas que Pedro esta hablando. Es la manera en la que él deseaba recordarles las mismas cosas a sus primeros lectores, a través de cartas que después serían preservadas en un libro inspirado.
1. El testimonio de los apóstoles (2 Pe 1:16-18)
Un testigo es alguien presente en el momento de los hechos, por tanto su declaración es tomada como verídica. Se le hace jurar decir la verdad y se pone una sentencia de hasta 5 años de carcel en caso de hacer lo contrario.
Pedro comienza con la declaración de la veracidad de revelación que les ha sido dada. No es una fábula (relato ficticio de propósito didáctico) producto de inventos elaborados, eso es una secta y hoy en dia existen muchas. Los apóstoles no estan inventando nada sino que ellos habían sido testigos oculares de la gloria de Cristo. «A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos». (Hch 10:40-41)
Encontramos que Pedro estuvo presente en dos momentos cruciales donde la gloria de Dios fue desplegada, uno al principio y otro al final de su ministerio. De hecho este era un requisito para ser apóstol.
En primer lugar Pedro estuvo en el bautismo de Jesús y escuchó de primera mano lo que él llama «la voz enviada desde la magnífica gloria», y decía: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mat 3:16-17). El segundo evento donde Pedro pudo presenciar la gloria de Cristo fue en el monte de la transfiguración, pues Dios habló con poder diciendo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd» (Mat 17:5).
Entonces usted puede confiar en que la Biblia es verdad porque las personas que la escribieron fueron testigos presenciales/oculares de la gloria de Dios a través de Jesucristo. Son las mismas palabras de Juan cuando dijo: «Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida… eso o anunciamos» (1 Jn 1:1, 3). Ellos no estan inventando la historia, ni le estan contando algo que les contaron que alguien les contó, eso es chisme. Ellos estuvieron ahí.
Ahora, ¿recuerda lo que dice Hechos 1:8? Usted y yo también podemos ser testigos, quizá no de la misma manera en la que los apóstoles pero
2. La naturaleza de la Biblia (2 Pe 1:19)
Pedro ahora se refiere a la Biblia como la Palabra profética más segura. Los sacerdotes eran personas escogidas para interceder por el pueblo delante de Dios. Ministraban con sacrificios, holocaustos delante del altar y de la presencia de Dios. Por el contrario los profetas eran personas escogidas por Dios para llevar las palabras de Dios al pueblo, hablaban las palabras de Dios al pueblo. La Biblia utiliza la frase “Dios habló” o “Así ha dicho Jehová” aproximadamente 3,800 veces. 2 Timoteo 3:16 nos dice que «toda la Escritura es inspirada por Dios». Incluso en el primer siglo ya algunos escritos de Pablo y los otros apóstoles eran considerados como inspirados (2 Pe 3:15-16). Es por eso que la Biblia es la palabra de Dios. La naturaleza divina de la Biblia la convierte en un mensaje en el que podemos confiar.
Muchos falsos profetas se levantaron en la historia bíblica, de Pedro sabe esto, puede mirarlo unos versículos después (2:1). Usted puede verlo en la historia con Elena G. de White que introdujo la doctrina falsa de los Adventistas a través de sueños reveladores; O el «profeta» José Smith, quien también tuvo la revelación y en Marzo de 1830 escribió el libro del Mormón, conocido también entre esta secta como el «evangelio restaurado».
Sin embargo la única fuente segura de revelación se encuentra en las Palabras que Dios ha preservado en las escrituras.
El texto la describe como una «antorcha que alumbra en lugar oscuro». Vivimos en un mundo de tinieblas filosóficas e intelectuales, donde la verdad de Dios se ha rechazado para dar lugar al relativismo. Sin embargo la Biblia sigue alumbrando la verdad gloriosa de Cristo en una sociedad sumergida en las tinieblas espirituales. Y será así «hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones». Esto probablemente se refiere a aquel día glorioso donde Cristo terminará totalmente con las tinieblas, y brillará como el sol de justicia, la estrella resplandeciente de la mañana (Ap 22:16).
Entonces usted puede confiar en la Biblia porque nos revela en como un espejo la gloria del Señor (2 Cor 3:18). Esta gloria nos transforma y esta transformación es una evidencia poderosa de la gracia viva que fluye a través del evangelio.
3. La naturaleza de la interpretación Bíblica
La tercera y última razón por la que usted puede confiar en la Biblia es porque su interpretación no está reservada para las mentes elevadas que profesan una erudición profunda. Hoy en día grupos como los testigos de Jehová dicen que nadie puede interpretar la Biblia correctamente si no es a través de su asociación. También los mormones declaran que la Biblia está incompleta sin la revelación que «Dios» le dio a su profeta en el libro del mormón. Pero aunque usted no lo crea hoy en dia muchos pastores y predicadores creen tener algún poder especial como si hubiesen recibido la llave secreta de la revelación Bíblica. Y muchas personas los adoran por eso.
Pero ninguna profecía de la escritura es de interpretación privada. La inspiración de las Escrituras fue dada a hombres comunes como nosotros a través del Espíritu Santo de Dios, quienes hablaron «siendo inspirados por el Espíritu Santo». No fue el producto de la «voluntad humana» sino de la revelación divina. Y así como el Espíritu capacitó a esos hombres para escribir las mismas palabras de Dios, así su Espíritu nos capacita para entender las cosas del Espíritu. Recordemos que las cosas del Espíritu «se han de discernir espiritualmente» (1 Co 2:14).
Entonces, tome ese libro en sus manos y afirme su vida en la verdad descrita en cada palabra de la Biblia. Tenga por cierto que puede confiar su vida y su eternidad a todo lo que ella dice.