El creyente y la palabra

01 de Marzo del 2015 | Iván Bernal


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El autor está hablando a personas que son religiosas, que conocen la ley y los ritos, sin embargo les insta a atender a su mensaje. La palabra de Dios no sólo nos salva sino que sigue siendo útil para nuestra transformación. “Puesto que la Palabra de Dios es el instrumento divino para mostrar el camino a la salvación y para regular el comportamiento del creyente; Es necesario atender su mensaje para la gloria de Dios”.

¿De que manera se debe atender el mensaje de la Palabra de Dios?

I. La Palabra de Dios debe atenderse mostrando una RECEPCIÓN con

A. Rapidez auditiva (Stg 1:19). La palabra de Dios tiene que escucharse con prontitud y diligencia. «Tardo para airarse» se refiere a tardar en reaccionar. La realidad es que todos batallamos con el saber escuchar, esto se ve en nuestras relaciones personales pero también en nuestra relación con Dios.

A trevés del Espíritu Santo, la palabra de Dios ilumina a las personas. Pero todo comienza con oír, esta es nuestra primera responsabilidad. Este versículo no sólo nos habla de tener el oído abierto sino sino de retener lo que se está oyendo. Y debemos estar constantemente expuestos a la palabra de Dios.

B. Renuncia de obstáculos (Stg 1:20-21). La ira de la que nos habla no es la de un impulso repentino. Esta actitud puede ser un estorbo en el corazón para oír y obedecer la palabra de Dios. Si estamos endurecidos o en obstinación, no importa cuánto escuchemos la palabra pues no habrá provecho. En la parábola del sembrador, la semilla cayó en una sóla tierra buena. Hay personas como en el caso de la semilla que cayó entre espinos, en donde la palabra de Dios se ahoga.

Si nuestro corazón no rechaza la maldad, la semilla de la palabra se va a ahogar porque nuestro corazón no estará limpio de estorbo.

C. Recibimiento humilde

II. La Palabra de Dios debe atenderse mostrando una RESPUESTA de

Esta palabra tiene elementos decisivos para la salvación pero también para la vida diaria. Dios abomina el orgullo y los ojos activos. Una persona que cree saberlo todo no tiene mansedumbre y por lo tanto no podrá aprender más. Quizá habrá cosas que ya conocemos pero esta palabra debe causar un impacto en nuestras vidas.

A. Reacción de obediencia (Stg 1:21-22). El servicio no sucede el domingo en la mañana sino después del culto. Si la palabra de Dios ha impactado nuestras vidas, entonces debemos ser obedientes. Oír es un acto religioso. Si escuchamos sobre el orgullo y el perdón, no habrá ningún efecto si no hay respuesta en obediencia (1:23-24).

B. Reflejo como un espejo. Esto es como el verse en un espejo. A través del espejo se puede actuar para mejorar. Nunca nos enojamos con el espejo cuando estamos desarreglos ¿Por qué nos enojamos muchas veces con la palabra de Dios? Cuando el Señor nos ha enseñado algún área de mejora, entonces hay que atenderla. ¿Qué caso tiene verse en el espejo si no vamos a hacer algún cambio?

C. Revisión profunda (Stg 1:25). Cuando habla de mirar atentamente se refiere a que debemos agacharnos para encontrarla, como si un lente de contacto se hubiera perdido en una alfombra. Revisar con profundidad lo que la palabra esta enseñando. La perfecta ley es perfecta porque es dada por Dios. El perfecta porque no puede ser mejorada. Es perfecta porque puede dar libertad.

III. La Palabra de Dios debe atenderse mostrando una correcta RELIGIÓN que

(Stg 1:26). Recordamos que Santiago está hablando a personas que eran muy religiosos y los confronta con el uso de su lengua. Hoy día una práctica religiosa pudiera ser el asistir a la iglesia, tener una Biblia, orar, etc. Pero la verdadera expresión de la religión se muestra en las palabras (Stg 1:27).

A. Refrena sus palabras. Si una persona participa de prácticas religiosas pero es conocido por el chisme, malas palabras, críticas, etc., entonces todo lo demás será en vano. La religión y las reglas no nos cambian pero sí nos puden engañar. Si no podemos refrenar la lengua, será más difícil someter otros pecados
B. Respalda a los bueno necesitados (Stg  1:27). No nos habla de una obra altruista. No habla de actos sino de sentir, no de un solo acto sino de un estilo de vida que se preocupa por los demás. Debemos amar a Dios, a los otros y después a nosotros. Pero el mundo lo ha puesto de cabeza al decir que debemos amarnos primero a nosotros, después a otros y a lo último a Dios.

Visitar a los huérfanos y viudas habla de estar al cuidado de ellos. Hay cosas más grandiosas que una visita de 20 minutos, sino que podemos orar, llamar y contactar a otros para ayudar en su necesidad. (Sal 68:5) las viudas, los huérfanos y los extranjeros son las personas más vulnerables en nuestra sociedad, y una correcta religión muestra interés por estas personas.

C. Reserva su vida de la influencia pecaminosa. Alguien que no está dispuesto a participar de ciertas actividades. Se guarda de actos que pueden llevarle al pecado y destruir su vida. Es un compromiso de vivir en santidad. No es memorizar toda la ley o conocer de los ritos, sino un compromiso con la santidad e integridad. Esto nos habla una buena relación con Dios y su palabra. Alguien que no sólo es oídos sino hacedor.

Conclusión:
El hijo de Dios es llamado a ser hacedor y no solamente oidor de la Palabra. Además es llamado a manifestar una práctica religiosa con base bíblica. Ese estilo de vida tiene un aspecto social y fraternal, pero también un aspecto muy personal de pureza.


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