Muchos escritores dividen el libro de Génesis en estas dos grandes secciones. Hay una transición, un momento de cambio; pero aún como lo que vimos en el diluvio, todo es parte del plan de Dios para la eternidad. Empezaremos a ver de manera detallada cómo Dios trata con el ser humano, y hay algo inesperado en la manera en la que Dios hace con Abraham. Cómo Dios lo elige para continuar con su plan de redención.
Hemos visto como Dios ha tratado desde el principio con la humanidad en general. Luego vemos que se enfoca en una parte de la reza, aún antes del diluvio hay seguidores que adoran a Dios, y después del diluvio vemos este mismo enfoque en una parte de la humanidad. Ahora, Dios va a formar para sí un pueblo especial. En estos versículos vemos que Dios a obrar formando un pueblo y una nación particular con la cual seguirá su plan de redención, llevando a cabo los propósitos de misericordia para con todos los hombres.
En esta parte de la historia Bíblica, Dios empieza a ser más específico y detallado en cómo va a llevar a cabo ese plan de redención. Dios ha intervenido en detener los intentos del hombre en contra de sus propósitos divinos. Dios actúa a través del juicio para con la humanidad pecadora que intenta pervertir los planes de Dios y la línea de la simiente del salvador. Pero cuando Dios llama a Abraham, él va a intervenir de una manera personal, pero en misericordia y no en juicio. Al final del capítulo 11 vemos el juicio de parte de Dios, pero al entrar al capítulo 12 empezamos a ver la misericordia de Dios de una manera más específica y detallada.
El pacto con Noé fue la plataforma inicial para los propósitos de Dios, y vimos muchas demostraciones de la misericordia de Dios, que no volvería a destruir a la humanidad ni la tierra con agua; Pero ahora vamos a ver que el pacto con Abraham detalla el plan de Dios para salvar a las personas y restaurar todas las cosas. En este plan vamos a ver más detalles de cómo Dios planeó restaurar todas las cosas.
Abraham es el décimo en la genealogía de Sem. El plan de Dios es que él va a traer un hijo de la mujer el cuál aplastará a Satanás. Vemos que Dios prometió que la presencia de Dios estaría en la descendencia de Sem. Génesis 11:31 Llegamos a Taré y la pregunta es ¿A quién va a elegir Dios? ¿A través de quién vendrá la simiente redentora? Génesis 11:28 vemos que Arán no es ya que murió antes que su padre. Después encontramos a Abraham y Nacor, pero la esposa de Abraham es estéril así que parece que el elegido es Nacor.
Dios escoge al menor
Génesis 11:31-32 En el siguiente capítulo viene la respuesta a la pregunta ¿a quién va a escoger Dios? (Gen 12:1) Dios inicia su trato especial mostrándole su plan de redención a Abraham, no a Nacor. Así que vemos la elección inesperada de Dios, él escoge al menor de la familia de Taré. Y vemos que, en la cultura hebrea, que el que tenía los derechos era el primogénito, así que esperaríamos a lo largo de la escritura que Dios escogiera siempre al primogénito, el mayor de la familia. Pero Dios no va a obrar conforme a la agenda del hombre. Dios tiene un plan, obrando de maneras inesperadas para mostrar que la obra es de él y no del ser humano.
Es interesante que hay un contraste en el capítulo 12 con el llamado de Abraham, opuesto a los hombres impíos del tiempo de Babel. Pensemos un poco que la sociedad impía de Babel estaba constituida por hombres bastante fuertes e ingeniosos, preparados y organizados políticamente para constituir una sociedad. Los historiadores mencionan que Ur de los caldeos muestran ruinas de edificios bien elaborados, que es el lugar de donde Dios llama a Abraham. Entre esos edificios se encuentra la «Torre escalonada», edificios de dos pisos, escuelas y sistemas complejos.
Lo que queremos considerar es de dónde llamó Dios a Abraham. Él estaba en un lugar que iba hacia el progreso de aquel entonces. Y hay un claro contraste porque Dios llama a Abraham, no siendo un gran arquitecto o ingeniero dentro de esa sociedad. Él era un ganadero nómada, y tenía que moverse por cuestión de los recursos, y se encontraba en una ciudad donde tenía oportunidades para el progreso.
No obstante Dios le promete a Abraham que haría de él una nación grande. Él ya se encontraba en una nación que iba hacia la grandeza, pero Dios le promete hacerlo una nación grande, engrandecer su nombre y le promete bendición (protección). Los hombres de Babel buscan hacer una ciudad grande, una torre alta y hacerse un nombre. Pero Dios le dice a Abraham que él haría de él una nación grande para cumplir los propósitos redentores y salvadores de Dios, pues traería bendición a través de Abraham.
El apóstol pablo nos recuerda que lo insensato y lo débil de Dios es más grande que los hombres. Dios llama a alguien que nadie esperaría (1 Cor 1:25-29). Dios lo hace para aplastar el orgullo del hombre y que él sea glorificado. (1 Cor 1:30) Si hemos sido llamados no es por nuestra habilidad sino por su misericordia.
Lo que Abraham tenía de especial era la fe, él creyó las promesas de Dios y obedeció al llamado divino. Lo único que Abraham tenía era la palabra prometida de Dios «Vete de tu tierra y de tu parentela». Abraham creyó y le fue contado por justicia. Dios nos llama a esa vida de fe, a creer lo que tenemos escrito en la Palabra de Dios, es lo que nos debe mover. El mundo es atractivo, Ur de los caldeos era atractivo, pero eran hombres alejados de Dios.
Dios escoge al esposo de una mujer estéril
Desde Génesis 11:30 se nos anticipa que Saraí era una mujer estéril. Para la cultura, la esterilidad era considerada como una maldición de parte de Dios, por lo tanto, era imposible que hubiera descendencia de esta familia. Era imposible a los ojos humanos que Abraham pudiera tener descendencia y que se cumpliera Génesis 3:15. ¿Cómo podía creer Abraham a la promesa de Dios cuando no tenía hijos y su mujer era estéril? Pero la escritura nos describe la fe en Hebreos 11:11 Porque la fe no está basada en lo que podemos ver. Esa es la fe del creyente. ¿Cuántas veces nos hemos sentido débiles? ¿De dónde podemos cobrar fuerzas? Pero, aunque a veces las circunstancias no cambian, lo que nos sostiene es la palabra y la promesa de Dios.
Sara tiene una crisis en su fe al ver su situación, pero recibió fuerza para concebir y aún para dar a luz porque creyó que era fiel el que lo había prometido. Sus fuerzas no venían de ella sino de su fe en Dios.
Hebreos 11:12-13 Ellos no vieron el resultado durante su vida, Abraham no vio esa gran descendencia. Solamente por la gracia de Dios alcanzó a ver a su hijo, pero ellos caminaron por fe «mirándolo de lejos». Dios quiere que aprendamos a mirar más allá de lo que se ve y de los resultados temporales. Abraham entendió que su morada no era Ur de los Caldeos y no se aferró allí.
Dios llama a un caldeo criado en una ciudad idólatra
Normalmente la sociedad piensa que una persona está destinada a ser lo que su entorno le ha marcado, pero Dios no obra así. Dios nos ha sacado desde el lodo cenagoso, nos sacó de la basura y la esclavitud del pecado para hacernos personas distintas, este es el milagro de la salvación. Los fariseos se creían personas buenas, pero Dios llamó a personas que no eran las más morales, espirituales y piadosas de su tiempo.
Las civilizaciones que se desarrollaron después de Babel, fueron civilizaciones que buscaban su propio reino, pero Dios iba a comenzar su reino a través de Abraham y de su descendencia, y para comenzarlo tuvo que sacarlo de ahí. Ur de los caldeos era la capital de la idolatría, en cuyo lugar se encontraba el templo de la diosa luna. Josué 24:2, 14 Cuando Dios nos llama lo primero que quiere quitar es nuestra idolatría, que cortemos con el pecado y las cosas que amamos más que a Dios (Jos 24:15). Debemos ser honestos con aquellas cosas que ponemos en primer lugar en nuestra vida.
¿Qué motivó a Abraham a moverse de un lugar tan civilizado y enfrentar un viaje peligroso para trasladarse a un lugar desconocido? El evangelio es un llamado a tomar la cruz, no promete prosperidad. Lo único que motivó a Abraham fue la fe en la Palabra de Dios y sus promesas. «Vete de tu tierra y de tu parentela» era la única palabra que él tenía.
Inmediatamente cuando llega a la tierra de Canaán, vemos otro obstáculo a la fe de Abraham, y es que la tierra estaba habitada por un pueblo hostil (Gen 12:5-6). El encino de Moré ya tenía título de propiedad, muy probablemente le pertenecía a alguien llamado Moré. Inclusive la tierra está habitada por hombres Cananeos, quienes son una raza hostil. Génesis 12:7 Dios nunca deja a aquellos que él ha llamado. Cuando Abraham ve el panorama el Señor fortalece la fe de Abraham a través de aparecerle.
Abraham no solamente escuchó la voz de Dios, sino que Dios comienza a tratar con el hombre de una manera más personal apareciéndose a Abraham. La promesa de Dios era suficiente para Abraham. Los hombres de Babel edifican una torre, pero Abraham edifica un altar, no para exaltar su propio nombre sino el nombre de Dios. Génesis 12:8 Vemos a un hombre que Dios llama por ser un hombre que invoca el nombre de Dios. Eso es lo que Dios busca en cada hombre.
Abraham fue más al Oeste, poniendo como señales de su posesión los altares que había edificado al Señor.
Romanos 4:8-11 Usted y yo, a través de la fe en Jesucristo, aquel hijo de Abraham, también somos hijos de Abraham y herederos de la promesa a Abraham. Dios nos ha alcanzado por su gracia y misericordia a través de la fe
La elección soberana de Dios no es en base a la bondad o nuestros méritos personales, sino por el puro afecto de su voluntad y por su misericordia. Usted y yo necesitamos responder en fe y en arrepentimiento. ¿Usted y yo vemos la vida bajo el lente de Dios? ¿Cómo evaluamos las decisiones? Lo más importante es el carácter de las personas.
Aún la fe no es natural para nosotros. Que podamos decir como los discípulos «creo, aumenta mi incredulidad». Debemos ser sinceros y creer lo que la palabra dice, pero suplicar por la incredulidad para dar el siguiente paso y desarrollar una fe como la de Abraham.