En la predicación anterior aprendimos cómo Dios llamó a la persona que menos esperaríamos para cumplir sus propósitos redentores. Abram respondió en fe a lo que Dios le había ordenado, aun cuando no tenía todas las indicaciones para su vida. También el pastor Jaime nos explicaba cómo hubo un gran movimiento geográfico, ese viaje de Ur de los caldeos a Harán, y concluir en la tierra de Canaán. Abram dejó esa ciudad próspera para ir a una tierra desconocida y hostil, pero lo hizo porque había creído la promesa de Dios.
Esta escena nos deja con un buen sabor de boca y parece que las cosas van a ir mejorando para Abram. Pero al igual que Noe, después de ser un instrumento para salvar a la humanidad, lo encontramos tiempo después borracho y desnudo. De la misma manera, hoy veremos al padre de la fe mintiendo y poniendo en riesgo los planes redentores de Dios.
La fe de Abram no era perfecta. Incluso en su salida de Ur de los caldeos, Abram no había obedecido completamente. Génesis 11:31 Al parecer Abram había comunicado su llamado a su familia y toda la familia se había mudado con él desde Ur a Harán. Pero Harán era simplemente la mitad del camino hacia Canaán, y se nos dice que «allí se quedaron». ¿Cuál era el problema? Génesis 12:1 «Pero Jehová había dicho a Abram…» El problema es que Dios le había dicho algo a Abram y él no había obedecido, al menos no completamente.
Abram, convencido por su llamado, ahora sí decide continuar su viaje a Canaán, pero aún seguía aferrado a su parentela (Gen 12:5); decidió llevar consigo a su sobrino Lot, y vaya que el sobrino le daría problemas; Se que esto será tema de futuras enseñanzas, pero quiero que veamos las consecuencias de no obedecer correctamente a Dios. En Génesis 13 sus siervos tuvieron una gran discusión y Abram y Lot se separaron; En Génesis 14, las decisiones de Lot lo llevan hasta Sodoma y Gomorra de donde es llevado cautivo por una guerra perdida, así que Abram tiene que rescatarlo. Después Dios le dice a Abram que va a destruir Sodoma y Gomorra ¿y adivinen quién vivía ahí? su sobrino Lot, así que Abram intercede por Sodoma y Gomorra en Génesis 18, pero al no tener éxito, Abram tiene que ir a rescatarlo justo antes que el fuego cayera sobre estas ciudades y cuando iban saliendo, la esposa de Lot voltea para mirar y se convierte en estatua de sal (Gen 19:26).
Pero la cosa no termina ahí. Después de que Abram y Lot se separaran definitivamente, las dos hijas de Lot emborrachan a su padre y de una relación incestuosa, ellas conciben y dan a luz a dos de los grandes enemigos del pueblo de Dios: Amón y Moab ¿Todo por qué? Por no obedecer correctamente a las palabras de Dios.
Hermanos cuántas veces nos encontramos en la misma condición, esperamos la bendición de Dios, pero no estamos dispuestos a obedecer completamente a Dios. Cuando la Biblia dice: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos… ¿qué compañerismo tiene la luz con las tinieblas» y muchos dice: «Pero yo lo voy a convertir», o «va a ver que todo va a ir bien»; Pero entonces vienen los problemas. O aquella madre que no quiere disciplinar a su hijo, cuando la Biblia dice que debemos criarlos en disciplina y amonestación del Señor; Entonces vienen los problemas porque «La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre» (Pro 9:25).
Ya cuando lo vemos desde esta perspectiva podemos sentirnos un poco decepcionados de Abram, pensamos que siempre fue un hombre de fe, que nunca falló y nunca peco. La Biblia es sincera en mostrarnos las debilidades de los hombres de Dios, para recordarnos que él no llama a personas perfectas (no existen), Dios puede usarnos a pesar de nuestras fallas. Eso es gracia hermanos. Que como lo vimos la semana pasada, Dios no llama personas perfectas, talentosas y capaces, sino de lo vil y lo menospreciado del mundo ¿Para qué? para que solamente Dios reciba la honra y la gloria.
A diferencia del mensaje positivo y la imagen impresionante de un hombre de fe que vimos la semana pasada, hoy le vamos a dar la vuelta a la página y veremos la otra cara de la moneda. Aprenderemos que Dios es fiel a su pacto a pesar de las debilidades, pecados y fallas de los hombres. Dios quería trabajar en la fe de Abram para que él pudiera llegar a ser el hombre de fe que conocemos y el instrumento para traer bendición a las naciones.
Recuerde que en la última escena nos quedamos en Canaán, Abram está edificando altares como señales de la promesa que Dios le había hecho de poseer la tierra, pero también como una profesión pública de su fe y su relación con Dios.
1. La decadencia
Y al igual que en la escena anterior vimos un gran movimiento geográfico (Ur – Harán – Canaán), en esta ocasión lo veremos nuevamente, pero será un movimiento en declive. Todo este movimiento nos va ilustrando la decadencia de la fe de Abram. Encontramos que Abram no se queda en la tierra que Dios le ha prometido. Génesis 2:9 dice que Abram se fue de ahí hacia el sur, el Neguev ¿Por qué irse a un lejos de donde ha experimentado la presencia de Dios y lejos de donde Dios le ha llamado? Además, pensando geográficamente ¿Por qué irse a una región donde se encontraba uno de los peores desiertos, el del Neguev (seco)? La respuesta es que, aunque esta tierra no era la mejor para la agricultura, si presentaba ciertas ventajas para la ganadería, que era el trabajo que desempeñaba Abram. Además, este punto geográfico era una ruta comercial importante entre Egipto y toda la región de Canaán.
El padre de la fe, quien estuvo dispuesto a dejar la comodidad de Ur para ir a una tierra lejana, ahora está tomando decisiones por conveniencia económica y esas decisiones lo están llevando lejos de Dios. Y el primer obstáculo que encontramos a la fe son aquellas cosas que nos alejan de Dios. Una relación amorosa puede alejarnos de Dios, una carrera profesional puede alejarnos de Dios, un trabajo puede alejarnos de Dios. Y sutilmente, muchos creyentes que un tiempo estuvieron cerca del Señor, conociéndole y creciendo espiritualmente, han tomado decisiones que los han llevado lejos de Dios.
Pero la historia continúa, y algo sucede en el Neguev donde Abram se encuentra (Gen 12:10). Las cosas ya no iban tan bien como Abram lo había planeado, los animales comenzaron a morir, las vacas y las cabras ya no producían lo suficiente para comercializar sus productos, los bueyes ya no tenían fuerza y estaban flacos, ¿Por qué? porque hubo una gran hambruna en aquella tierra. Entonces ¿Qué decisión va a tomar el padre de la fe? Tiene dos opciones, o va a regresar a donde está la presencia de Dios o va a continuar deslizándose lejos de Dios ¿Qué decisión toma? Nuevamente, ira a donde le es más conveniente. Egipto. Ir lejos de Dios.
Hermanos, el pecado y las cosas de este mundo son tan sutiles que nos arrastran lejos de Dios sin que nosotros nos demos cuenta. Y así es este mundo. Como creyentes vamos contra la corriente, y llegan algunos momentos donde lo más fácil es dejarnos arrastrar por el mundo (Ro 12:2; Stg 4:4) ¿En qué dirección de la corriente estás yendo? ¿Qué cosas nos están arrastrando lejos de Dios? «En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos». (Sal 73:2-3). Para algunos será el Internet y redes sociales, una persona, el trabajo ¿Qué decisión vas a tomar?
Abram se está deslizando sutilmente lejos del lugar donde había experimentado la presencia de Dios y eso tendrá algunas consecuencias.
2. Las consecuencias
Abram decide ir a donde parece que hay comida y sustento para su familia, y donde sus bienes y propiedades se mantendrán a salvo, pero hay un pequeño gran problema. Mientras van a Egipto Abram escucha la reputación que aquellos hombres tienen acerca de las mujeres (Gen 12:11-12). Saraí su esposa era muy, muy bella, así que Abram sería un blanco fácil para los asesinos. Él sabía que ir a Egipto no sería una buena decisión, sin embargo, tiene que tomar el riesgo ya que en su mente hay sólo hay dos opciones, si no muere por manos de los egipcios, morirá de hambre en Canaán. Así que prefiere correr el riesgo.
Pensando en esto, Abram trata de manejar la situación y se le ocurre una idea, él decide mentir (Gen 12:13). La solución le parece buena. Abram está calculando todo. Al decir que Saraí era su hermana, lo cual es media verdad, eso quizá le dará un poco de tiempo para esperar a que pase el hambre mientras algún egipcio intenta cortejarla. Después de eso se van y ya, no habría ningún problema. Podemos ver cómo Abram sigue tomando decisiones por conveniencia personal, incluso casi sin considerar a su esposa (Gen 12:13).
Abram comienza a confiar más en su astucia y habilidad para tomar decisiones que en el poder de Dios. Y esto es porque cuando nos alejamos del Señor, estamos expuestos a caer en muchos más pecados. Cuando David pecó con Betsabé, él tuvo que mentir, a manipular las circunstancias e incluso al asesinato, todo esto para poder ocultar su pecado. El rencor de Caín lo llevo al enojo, y el enojo lo llevó al asesinato.
El pecado nos afecta a nosotros y a los que nos rodean. No sólo pecó Abram, sino que él indujo a su esposa para que también pecada y mintiera. En el Nuevo Testamento también encontramos a un matrimonio que se puso de acuerdo para mentir, fueron Ananías y Safira en Hechos 5, y la consecuencia fue que ambos murieron.
Aunque parece que la mentira solucionaría el problema, solamente va a meter a Abram y a su esposa en más problemas. En la mente de Abram, la mentira debió solucionar el problema, pero no se resolvió, sino que se hizo más difícil. Así como Abram supuso, hubo un egipcio que se fijó en su esposa, pero para su sorpresa no era cualquier egipcio, sino el mismo faraón rey de Egipto (Gen 12:14-15).
¿Cómo le había resultado el plan? ¿Le había ido bien a Abram? (Gen 12:16) el hombre se hizo millonario, pero a costa de qué. Abram ha puesto en riesgo varias cosas, Sacrifica su integridad, su honestidad y su testimonio delante de los que le rodean. Llegará el momento cuando todos sabrán lo que Abram ha hecho. No le respetarán. Este gran siervo de Dios mintiendo como un vulgar pagano. También ha puesto en riesgo a su familia, Su esposa está en el palacio y Abram no tiene esperanza de sacarla de allí. Si Abram quisiera decir la verdad ahora ya no podría porque sería culpable de traición al faraón y ahora si lo mandarían a matar. Abram ha destruido su familia.
Abram también está a punto de destruir su participación en el plan redentor de Dios. Piénsalo. Dios le acaba de prometer que, en él, todas las naciones serán benditas. ¿Cómo es eso? A través del Mesías, la simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de satanás. Y Saraí iba a ser la madre de Isaac. Isaac sería el padre de Jacob. Jacob sería el padre de los 12 patriarcas y de Judá en particular. Judá sería el ascendiente de David. Y de David nacería el Mesías, el salvador del mundo. Lo que Abram ha hecho es poner en riesgo el plan de Dios, no solamente el plan que Dios tiene para su vida, sino el plan de Dios de salvar la humanidad. Ya no habría esperanza la humanidad. No habría salvación.
APLICACIÓN: Y quizás estás aquí y has seguido los pasos de Abram. Has sacrificado tus prioridades. Has puesto lo económico antes que tu relación con Dios. Quizá tu trabajo, tu carrera, tus prioridades han tomado el primer lugar en tu vida. Estás tan ocupado que no tienes tiempo de adorar a tu Dios. Quizá te has alejado de Dios, y no estoy hablando de que no vas a la iglesia. Sino que tu corazón ha dejado de ser un altar y de adorar a Dios. Abram se había alejado y había dejado de adorar a Dios. Has puesto tus prioridades en tu carrera, en tu trabajo, en tu comodidad, en una persona, en una relación, de tal manera que Dios ya no reina en tu corazón.
Déjame decirte algo, hay esperanza para ti. Si alguna vez te has sentido en la lona, si has tomado las malas decisiones y has llevado tu vida, tu familia y tu integridad a la ruina, déjame decirte que hay esperanza para ti. Gracias a Dios, la historia no termina con un Abram soltero. No termina con Saraí casada con el Faraón. Entonces, si Abram estaba contra la espada y la pared en una situación tan desesperada ¿Cómo pudo escapar?
3. La Intervención divina
(Gen 12:17) En ese momento, justo cuando no hay salida, Dios aparece. Es curioso que se nos presenta a Dios como Jehová (Yahvé) que es el nombre personal de Dios. Y ese nombre está estrechamente relacionado con su fidelidad al pacto y a su pueblo. Dios acaba de establecer un pacto con Abram, y a pesar de que Abram había sido infiel, Dios sigue siendo fiel. Dios va a cumplir la promesa hecha a Abram porque él es fiel a su palabra y su palabra es verdad. La fidelidad de Dios no depende del hombre, la salvación no depende del hombre, la salvación es del Señor (2 Ti 2:13). Dios continuará con su plan de traer a la simiente de la mujer que aplastaría la Vanesa de satanás, no porque Abram sea bueno, sino porque él es bueno.
Génesis 2:18-20 Quizá pudiéramos pensar que, al fin y al cabo, no le salió tan mal. Fue a Egipto, Faraón le dio un montón de regalos, se queda con todo y nada más sufre algo de vergüenza. Pero quiero que notemos que esa riqueza en realidad no representó bendición sino al contrario, le trajo problemas (Gen 13:2, 5-7). Cuando buscas resultados a tu manera y tomas decisiones por conveniencia, los resultados no serán una bendición. Si no viene del Señor, no importa lo que tengas (posesiones, trabajo, dinero) no será de bendición.
Quiero terminar notando lo que sucedió después de la salida de Abram de Egipto ¿Creen que Abram aprendió la lección? Quiero que notemos lo que sucedió después de la salida de Abram en Egipto, vamos a notar que su fe fue renovada. Génesis 3:8-9 Abram ya no está tomando decisiones en base a lo que le convenía, él está aprendiendo a confiar en la dirección y depender de la provisión de Dios. No está tomando las cosas en sus manos ni buscando su beneficio personal. Las decisiones de Lot lo llevaron a Sodoma y Gomorra, él no aprendió la lección, pero Abram sí.
Génesis 13:1-4 Abram está volviendo a Dios, a la presencia de Dios. Nunca debió alejarse de ahí por buscar sus sueños y las riquezas. Cuando él comenzó a caminar con Dios hubo verdadera bendición. La bendición más grande de Abram fue su llamado a ser bendición a las naciones, no sólo bienes materiales, sino de formar parte del plan y los propósitos de Dios. Este es el propósito de la fidelidad de Dios, cuando andamos alejados de Dios él quiere que volvamos a él. Lejos de Dios sólo hay quebrantamiento.
La fe de Abram fue renovada. Dios no busca una fe perfecta, pero él está comprometido a transformarnos, para ser lo que él nos ha llamado a ser.
CONCLUSIÓN:
Dios quería aun trabajar en la fe de Abram para que él llegara a ser el hombre que Dios iba a utilizar en su plan redentor y de traer bendición a las naciones. Su plan redentor no depende de los hombres si no de él, y Dios será fiel en cumplir su palabra para alabanza de su nombre. Aun así, en su misericordia, él decide usar instrumentos de barro frágil, pues «… tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (2 Cor 4:7).
Este pasaje nos da esperanza, porque nos recuerdo que Dios no demanda una fe perfecta, él desea que, con toda nuestra debilidad y pecado, confiemos solamente en él. Abram lo hizo y nos dice que a nosotros también, nuestra fe nos es contada por justicia, cuando ponemos nuestra fe en aquel que murió por nuestras transgresiones y fue levantado para nuestra salvación (Rom 4:20-25).
También nos recuerda que, a pesar de nuestro pasado, Dios siempre es un Dios de segundas oportunidades. Dios está transformando nuestra vida y fe (1 Pe 1:6-7)